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Odio los domingos más que los lunes.

domingo, 10 de abril de 2011

Putos domingos. Te levantas a las mil, te enchufas al ordenador a las primeras de cambio y estás deseando desconectar de todo lo demás. Te haces un colacao o un cortado, investigas qué mierdas vas a explorar hoy en Internet, cómo vas a hacer tiempo hasta la hora de salir y tomar al aire, porque odias los domingos, y más si te quedas en casa. Son las 11 pasadas, en unas 7 horas tengo que levantarme para irme a trabajar, y estoy planteando irme a correr otra vez, a ver si centrando mi mente en algo como la música altísima y el dejarme llevar, corriendo, sin rumbo, puedo llegar a alguna parte. Curioso planteamiento. Tengo un nudo en la garganta, una inquietud que no me deja pensar con claridad. Estoy... a la espera, beady eye, que dicen los genteman. ¿De qué? Es una buena pregunta. Cada vez, además, hago cosas más raras. El viernes fui (atentos) a la presentación de un libro. Pobre Sandra que le tomé el pelo para que me aocmpañara, y cuál fue mi sorpresa al ver que había sobre la tarima casi más gente que público en la sala. El libro se llama "Beatitud, visiones de la Beat Generation." y fue una pena que fuéramos tan pocos porque se notaba en el ambiente. No obstante, el conocer a los beats nos unía de alguna u otra manera, y saber de qué estábamos hablando nos otorgaba una confianza intangible y real. Ay, malditos Beats, quién se hubiera embarcado en un coche con Dean Moriarty al volante y Sal Paradise de copiloto, pasando noches con nuestro neumático delantero besando la línea divisoria de la carretera. Mierda, tío. Mierda, de verdad.



Foto: Sábado, 4AM Stencil de Kerouac.

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