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Dónde está la tumba de mi viejo.

jueves, 26 de diciembre de 2013

No entraré demasiado en detalles del cómo, pero me he pasado más de una hora paseando por mi expueblo, como me gusta llamarlo. De camino iba repasando quiénes vivían o habían vivido en las casas delante de las cuales iba pasando. Qué montón de gente con la que ya no tengo ninguna o prácticamente nula relación. Mientras iba andando, luchando contra un viento malhumorado, con el sol dándome en los ojos y sin apenas ver nada, iba sonriendo, pensando que en realidad, no estoy tan hecho polvo como me quiero hacer ver las más de las veces, sino que debería estar feliz por haber llegado a ser quien soy hoy en día, porque por mucho que tenga días más buenos que otros, sigo habiendo conseguido una lista encomiable de éxitos y satisfacciones, aunque me niegue a verlo o aunque piense que nunca he tenido ambición.

Además de pensar en quiénes vivían por aquellas calles, me he puesto a rememorar muchas situaciones que me han pasado a lo largo de las dos últimas décadas y media, desde heridas, cuyas cicatrices me sirve de constante recordatorio, hasta peleas, lágrimas, risas, botellas vacías, colillas, firmas, besos, abrazos, despedidas y encuentros, perdones y gracias, malentendidos y batallas, contra uno mismo o contra quien se pusiese por delante.

Y al final, de tanto avanzar calles y calles, he llegado al límite del expueblo, al cementerio, he recordado que mi padre está muerto, y que ni siquiera sé si está enterrado alli, de hecho, ni siquiera sé si está enterrado o fue incinerado o dado a la ciencia, pero no podría buscar su tumba hoy; el cementerio estaba cerrado. ¿Qué impresión debe causar el ver la tumba de alguien con el que compartes nombre, y lazos de sangre, y odio, y una historia en común? ¿Una mezcla de alivio, asco, odio, pena, indiferencia, displicencia, envidia. morbo y un vacío inmenso? ¿Cuál es el propósito de todo, entonces?

En este océano de caos, nada es eterno.

La Nada

lunes, 4 de noviembre de 2013

Me da pánico la Nada.

Me da miedo vivir mis días sabiendo que no servirán de Nada, que no haré Nada destacable, que no dejaré Nada detrás mío que valga la pena salvar, que no sirvo para Nada, que Nada me interesa.

La Nada no me interesa, me da pánico.

Lo último que quiero es descubrirme un día, echar la vista atrás y no ver Nada. O ver un montón de cosas, textos y palabras vacías, llenas de Nada. ¿Qué es la Nada, pues? ¿Para qué sirve, si no sirve para Nada? ¿Si sirve como punto de referencia, sacamos Algo de la Nada? ¿Aunque sólo sea la certeza de que no tenemos Nada?

¿Servirá de algo todo este montón de Nadas?

La verdad, no lo sé.

Me da pánico la Nada, digo, pero en Nada entierro mis días y Nada saco en claro de ellos, el tiempo que trabajo no me aporta Nada, y el tiempo libre lo malgasto, perdiéndome en Nadas, buscándome en Nadas, esperando Nada.

Esperando se va consumiendo mi tiempo y mi paciencia, y no veo Nada que valga la pena salvar.  En realidad, soy consciente de que no hay Nada que yo pueda hacer, salvo esperar. Y si no llega Nada, Nada tendré entre manos, y si Algo llega, no habrá Nada que perder entonces.

Hace tiempo reflexioné y traté de listar aquellas cosas que salvaría si me viera en la situación de tener que irme, sin apenas tiempo, sólo de salvar lo imprescindible.

Exacto.

No vi Nada que valiera la pena salvar.

¿Significa eso que las cosas que poseo no valen Nada? Absolutamente. Absolutamente Nada.

Lo único que tiene un peso y un valor, o que podría llegar a tener un peso y un valor son las ideas que hierven y bullen en mi cabeza, y que me hacen soñar despierto, pero que de momento, sin objetivo válido fijado, se pierden en inútiles Nadas, y eso hace que mi interés se vuelque en otras cosas, en otras Nadas diferentes que Nada que ver tienen con la Nada.

¿Qué hay entonces de mis conocimientos? ¿Qué hay entonces de todas las cosas que sé, y que he aprendido, y me he tenido que aprender, y que he querido o sabido aprender? ¿Tampoco sirven de Nada?

No servirán de Nada si no encuentro un Algo por lo que seguir luchando, y despertar cada puto día, y salir de la cama, salir de la Nada, y volver a una guerra perdida de entrada, aceptando el hecho de luchar como el más válido pretexto para ir a la batalla, por defender un Algo, por enfrentarse a la Nada, hasta que mis fuerzas se consuman, hasta que Todo lo pierda, hasta que Nada quede en mí, y morir entonces, sin Nada que reprochar, sin pánico a Nada, sin temor a la Nada.

Total, Nada de Nada.

Experimento #1 (o "entrada sin título A")

miércoles, 16 de octubre de 2013

(Entrada interludio, seguiré hablando de Japón pronto)


Haz algo creativo con tu odio y tu estrés, Parko, me dijeron.

De acuerdo, empezaré a fumar otra vez y con las colillas haré una replica de dos metros de la torre Eiffel en mi salón, desplazando la mesa para de cuatro plazas ampliable a seis, en un piso donde sólo vive uno, y donde las visitas no-indivuduales se limitan a las fiestas del barrio.

Cuando me pregunten sobre esta falsa torre Eiffel, diré que es un producto de mis nervios y que la fui construyendo poco a poco, a medida que me iba deconstruyendo y que iba perdiendo la compostura y que mi mente se iba partiendo en pedazos independientes que sólo se dedican a discutir entre sí, dejándome a mí en medio, como un testigo de mi autodestrucción interior, una manera de crear algo, por inútil que sea (Art can achieve NOTHING, leí una vez) una manera de crear algo, decía, de mis ruinas internas, de mis intentos fallidos por intentar engañarme pensando que, en realidad, en mi vida nunca he perdido el tiempo, que siempre he ido aprendiendo, aunque sólo trate de mentirme y soliviantarme a mí mismo, admirando mi decadencia como un paso adelante hacia mi plenitud como persona; o mejor, y más sencillo, diré que es un Banksy.

Diré que le conocí en Kyoto, cuando estuve solo,
[al no haber testigos de lo que hice nadie podría refutármelo, incluso ahora mismo usted que lee no sabe si aquello que digo inventarme no ocurrió en realidad y yo lo planteo como falso, ¿y si todo este texto está plagado de trampas para engatusarle? ¿Y si en realidad las trampas son falsas, destinadas a hacer que se pierda en mis deambulares por mis sinuosos pensamientos? ¿Qué sensación de vértigo, eh?] 
rezando en templos budistas, en uno de esos momentos de claridad mental y paz total a los que parece que sólo soy capaz de llegar cuando estoy lejos de cualquier elemento de mi rutina, cuando me encuentro en el limbo entre el desconocimiento y el descubrimiento; como cuando leo un libro nuevo, o encuentro un escritor digno de mi estante, que ENCAJA, que sé que quiero tener cerca, del cual me importa su opinión, una suerte de bújula moral o personal o norte ético al que preguntarle las dudas, reflexionar las respuestas, replantear bajo esa nueva luz las viejas respuestas a preguntas antiguas, tal vez los mejores y más fieles amigos que tenga jamás: mis dudas.

Porque esto es ser escritor, reflexionar durante una vida acerca de las neuras ajenas y propias (sobretodo propias), cosa que ocuparía varias vidas explicar y entender, luego escribir sobre ellas, reflexionar de nuevo, volver a empezar, pero nunca dejarlas del todo atrás, porque si eso pasara, al escritor se le apaga el fuego interno y es entonces cuando sus manos siguen intentando escribir, pero sin el corazón, solo por monotonia, sin vocación, escritores muertos en vida.

Miedo y Asco en Japón [2]

lunes, 7 de octubre de 2013

Respuestas a comentarios:

1.- Hermana, con esta entrada se va a quedar de piedra.
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Sobre Uji, Kyoto, los templos y la soledad.

Uji es un pueblecito que está situado a una media hora de Kyoto, pasando con los ferrocarriles JR por Fushimi-Inari, en dirección a Nara, y es donde teníamos el ryokan (hotel típico japonés).

Fue en Uji donde vi mi primer templo budista, la tumba de Ágata.

Una vez entramos, me lavé las manos y bebí un sorbo de agua, respetando las tradiciones antiguas, y vi un hombre que estaba acercándose al templo para presentar sus respetos a Buda. Me fijé en su secuencia de movimientos. Ofrecía una moneda, hacía sonar una campana, daba dos palmadas, se reverenciaba dos veces, unía las manos, ofrecía su oración en silencio, se volvía a reverenciar y se fue, sin más. Todo el proceso no duró más que unos segundos y, habiéndole visto a él, me decidí a seguir sus pasos y presentar mis respetos yo también, pues para eso había entrado al templo.

He leído, durante muchos años, libros sobre el budismo y sobre la paz y las fuerzas que hacen vibrar el espíritu, y el bien que llega a proporcionar al que se plantea entrar en el vacío del zen, en libros de Kerouac, sin ir más lejos, y fue en "Big Sur" donde más me conmocionó el hecho de la derrota total, la autoderrota que se imponía Kerouac a sí mismo como escritor, como falsa leyenda, como una farsa y un desastre, un hombre perdido, dolido y asqueado de sí mismo, donde se describen de la manera más cruda y más triste posible los pensamientos y sentimientos de un hombre con resaca, en ese estado donde todo lo que ve es oscuro y está muerto, y podrido y donde nada vale la pena, donde habla de sí mismo con más asco y pena y rabia de lo que uno pueda soportar. Volviendo al tema del zen, y habiendo leído la obra de Kerouac, es impactante comprobar cómo ese hombre roto y asqeuado de sí mismo es el que aparece también en "Los vagabundos del Dharma", ofreciendo prácticamente la otra cara de la moneda, donde intenta convertir del zen su manera de salir de todo, de empezar de nuevo, de redescubrir su poesía y su prosa y su vida, al fin y al cabo.

Explico todo esto como introducción a los siguientes párrafos

Un día, Eire se quedó con un colega suyo de Uji (que ya es casualidad que tuviera un conocido japonés y que viviera en el pueblo donde teníamos el ryokan), y se fueron a pintarse una pieza de graffiti conjunta. Yo mismo he pintado algunos graffitis, pero lo dejé al no ser capaz de aprender y dibujar y tener más maña para las firmas que para las piezas complejas.

Sea como fuere, decidí aventurarme a visitar Kyoto, sólo, cargando con la guía de viaje y un par de botellas de agua. Decidí visitar primero el templo de Toji, según el mapa bastante cercano a la estación principal. A los veinte minutos de paso ligero encontré una tienda donde alquilaban bicis, y ahí empezó la auténtica aventura. Tardé un cuarto de hora en llegar al templo (en bicicleta ya), entré y me lo encontré lleno de tiendas y puestos de comida y carpas con vasijas y ropa y demás. Muy diferente al ambiente que se puede encontrar en cualquier iglesia o cualquier mezquita.

Después de mostrar mis respetos en el templo principal, salí de allí dirección al castillo feudal de Nijo, un poco más lejos de lo que esperaba, y al que tardé en llegar cerca de una hora. Entendí encantado que el hecho de haber alquilado la bici había sido un tremendo éxito. No voy a aburrirles con detalles sobre el castillo o sobre el resto de templos que visité, sólo reflejaré algunas reflexiones inconexas a las que me vi abocado durante ese día.
Fue un día de paz total y completa.

No había podido pasar tantas horas (el día entero, en realidad) en un estado tan profundo de calma total. Soy un nervio, ustedes que me conocen lo saben, y verme en aquel escenario digno de postales, pedaleando, sin música puesta, tan sólo concentrándome en las calles y los olores, y la gente, y todo lo que me daba abasto a absorber... aquello fue genial. No se me ocurren más maneras para describirlo.

Hacia la tarde, cuando ya empezaba a caer el sol, llegué al templo de Ryoan-ji, y este sí que lo quiero comentar un poco más. ¿Han visto las imágenes del jardín Zen que alberga? Búsquenlas en un momento, por favor. Hecho esto, sigan leyendo. Desde una grada especialmente construida para ell, se puede contemplar el jardín. Se sienten donde se sienten, podrán contar 14 piedras. Pero eso no es del todo cierto, ya que si se mueven un poco, una de las piedras desaparece y otra aparecerá en su lugar. Seguimos contando 14 piedras, pero sabemos que hay 15. El dilema Zen que se plantea es sencillo, a la par de no tener solución. ¿Cuántas piedras hay en el jardín? Hay 15 piedras, pero sólo podemos contar 14. ¿Cómo justificarlo? Diciéndonos a nosotros mismo que no vemos en todo momento toda la verdad, que siempre habrá una parte de la realidad que otros puedan ver y nosotros no. Siguiente dilema: ¿Cómo afirmar que algo que SABEMOS que existe, existe verdaderamente, si no podemos PROBARLO? ¿Cómo afirmar o negar la existencia de Buda, si no sabemos si podemos creer nuestro propios ojos?

En absoluto intento lavarles el cerebro con que Dios existe o no, de hecho soy el primer ateo de la sala, simplemente valoro el hecho de que, con algo tan aparentemente poco ingenioso como una serie de piedras, se puede llegar a razonar casi ilimitadamente, dando pros y contras, sentando las bases para muchos debates.

¿Sabía Kerouac acerca de este jardín? ¿Fue esta misma inspiración que a mí alcanza la que le hizo descubrir su mística y entrever las otras realidades que el mundo ofrece?


Podría contarles más detalles y más casualidades que me ocurrieron durante este viaje, pero de momento les dejo con la última reflexión. Cuando volvíamos de Kyoto a Tokyo en el Shinkansen, en un momento dado en el que Eire dormía, salí a entre vagones y me puse a mirar por la ventana. Admirando las montañas japonesas, escuchando Ceremony de Joy Division, no pude evitar echarme a llorar, feliz de haber podido vivir lo vivido y de haber podido sentir esa paz interior que tanto necesitaba conocer, al menos por una vez. Cuando quise darme cuenta, estábamos entrando a Tokyo, y casi sin tiempo, bajé el equipaje, desperté a mi hermana y salimos del tren, mucho más feliz de lo que creo recordar que haya estado en mi vida.

Miedo y Asco en Japón [1]

lunes, 30 de septiembre de 2013

Respuestas a comentarios:

No comments, no answers.
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Recuperándome aún de la mejor manera que puedo del Jet Lag, trato de reconfigurar mi reloj interno para dormir cuando y cuanto toca. Me he echado una siesta esta tarde, me he despertado hace un rato...

Vuelvo mañana al trabajo, y aún tengo muchas imágenes en la cabeza, muchas cosas que procesar, mucho que asimilar. Nem per feina.

Trataré de centrar las próximas entradas en temas concretos para que no se me vaya la olla y acabe escribiendo un texto mastodóntico lleno de comentarios y digresiones, sin terminar dando verdaderas impresiones del asunto en cuestión. De momento, sirva esta de introducción general, o impresiones diversas, que no tiene por qué no ser un tema concreto.

He escrito mucho, durante el viaje. Hacía tiempo que no me sentaba tanto a escribir, ni en el ordenador ni el la libreta, y sigo haciéndolo menos de lo que debería; me estoy acomodando. En el avión de ida tuve una idea para desarrollar que se podría guionizar fácilmente, creo, y ver si pueden sacarse algunos cortos o alguna cosa de ellos que, por enésima vez, vuelvo a planteármelo. También describí la imagen más espectacular de un amanecer que servidor haya visto nunca, pero eso de momento me lo reservo para su debido tiempo. Un último aviso: he decidido que, o empiezo a tomarme lo de escribir tan en serio como merece, o lo dejo definitivamente. Debe hacerse.

Pero no sólo me he dedicado a escribir, he podido disfutar de la vida contemplativa del que se sabe extranjero, del que no entiende casi una sola señal de la calle (98% de carteles e indicaciones escritas en kanji), pero que aprende rápidamente las expresiones más socorridas en un idioma que no podría diferir más de los que conozco. No era fácil, al principio, orientarse por esa jungla de trazos totalmente ilegibles para mí, pero poco a poco una empieza a ver sencillez donde antes sólo veía jungla y va descifrando algunas claves que le permitan no sólo sobrevivir, si no aprovechar al máximo el tiempo. Así pude comprar billetes en la máquina del metro de Tokyo (les juro que no es ni remotamente tan fácil como en Barcelona) cuando se nos acabó el Japan Rail Pass (que, por si no lo saben ya es ABSOLUTAMENTE NECESARIO al viajar a Japón, o preparen sus bolsillos para ser vaciados y violados en repetidas ocaciones)

Perdí el móvil al poco de llegar, en un restaurante de comida rápida. Lo que para mí o para cualquier otro mortal de mi ciudad hubiera sido un chollo, para los japoneses es algo ajeno, que alguien ha perdido, y querrá recuperar una vez descubra su pérdida, así que lo dejaron en el mostrador donde se hacían los pedidos, y pude recuperarlo. Vamos, que quien lo encontrara no se lo quedó para sí. Y no es el único ejemplo, encontré muchísimas cosas en bancos o entradas de metro esperando a ser recuperadas por sus dueños, tales como sombreros, chaquetas, cantimploras o gorras, en ciudades diversas, en días diferentes, sorprendiéndome todas las veces.

En un de los viajes en JR (una especie de tren de cercanías) que hicimos, de noche, vimos un tipo que había bebido sobremanera y tenía la camisa hecha una auténtica pena, pero nadie parecía darle la menor importancia por el hecho de acabar así fuera del fin de semana (no era ni jueves aún), pero cuando se piensa que los hoteles cápsula (no, no los probamos) están para la gente que se pasa tajando y no tiene modo de llegar a casa, uno entonces reflexiona, y se fija, y ve la chispa del alcoholismo fluyendo de acá para allá, una sociedad estricta y extraña, donde se tienen que poner lamparitas de colores cálidos para animar a la población y evitar su suicidio, entre otras cosas que podría contarles.

Lo de los tatuajes también es algo para comentar. La población en genral nos echaba miradas de soslayo, y los más atrevidos nos hacían comentarios (A Eire: "Manekinekos! : D") pero por lo general no nos decían gran cosa, pero sí notábamos las miradas curiosas, ya que no creo que en esas tierras se vean muchos tatuajes, sabiendo que, tradicionalmente, los únicos japoneses que se tatuaban eran los Yakuza, y que por mucho que quieran aparentar otra cosa, la sociedad japonesa sigue siendo bastante cerrada. Como digo, casi nadie sabía hablar Inglés, en lo que se descubre como el movimiento menos inteligente de la considerada sociedad más lista del mundo, perdiendo gran parte de los puntos que podría ganar en turismo, recuperándolos sólo por el carisma de su historia nacional y la particularidad de sus habitantes. Como digo, podrían tenerlo mejor, pero luego uno piensa en el caso de Barcelona, ciudad TOMADA por el turismo y lo ajeno, y ya no sabe quién tiene razón y quién no.

En otro viaje de metro, Eire y yo andábamos hablando de cosas zafias (no entremos a detalles, baste decir que hablábamos como si estuviéramos en el bar) y una mujer nos preguntó (sorprendentemente, en Inglés) que cuál era nuestro idioma, que estaba impactada con su belleza y su fuerza. Dijo que era verdaderamente hermoso, Dios la libre de no saber qué andábamos maquinando. Le dimos las gracias y salimos del metro, con curiosidad de saber cómo era posible que las palabras malsonantes pudieran ser bellas, pero alguien dijo por ahí que no hay malas palabras, si no palabras con mala intención, y creo que ahora sí entiendo a qué se refería.

Más cosas en las próximas entradas.

Miedo y Asco en Japón [0]

sábado, 14 de septiembre de 2013

Respuestas a comentarios:

No comments, no answers.
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Paradojas, paradojas everywhere.

Cuando más libertad creía que tendría, menos tiempo me queda para ejercerla, cuanto más tiempo creía que podía dedicar a escribir, más tiempo me paso en el trabajo, después de que en tiempos como estos me subieran de categoría (un nivel), de sueldo (nada y menos) y de responsablidad (una barbaridad), cuantas más cosas me propongo hacer, más rato me acabo quedando en el sofá, exhausto, viendo series, dejando que las series pasen delante mío, en algunos casos, sin abrir un maldito libro en los cuatro meses y medio que llevo viviendo aquí.

Total, que de momento se han acabado las paradojas, y ahora sí que me va a faltar tiempo, o tendré que robárselo al sueño; estoy de vacaciones y mañana me voy a Japón.

Dejando a parte los gritos y los nervios propios de un chiquillo que llevo profiriendo desde que esto pasó de ser un sueño a ser una realidad, y dejando a parte el hecho de que necesito desconectar un algo del trabajo y del estrés, lo cierto es que llevo una temporada que no está nada pero que nada mal.

De hecho, escribo esto tomándome un café y unos tostadas con mermelada (mi nuevo desayuno favorito) y es que hacía días que no paraba, entre cumpleaños, fiestas en el piso, fiestas en el barrio, fiestas en el expueblo, dormir por ahí, no dormir (por ahí también) y un largo largo etcétera de cosas que andan yendo y viniendo en mi día a día, todos los días.

Me siento bien, ostias, y qué bien sienta.

Cuando pueda, o quiera, o tenga tiempo, o me venga en gana, iré actualizando de nuevo el blog, ya ven que el tiempo y la gestión de él últimamente es una actividad un tanto flotante en el horario; parece que sólo sé hacerlo bien las horas de curro, y las horas de veras me las paso durmiendo o medio muerto, tratanto de compensar mi alcohol en sangre por sangre en mi alcohol, ¿o era al revés?

Prometo cuidarme, háganse ídem.


Verdad Extraña [3]

domingo, 11 de agosto de 2013

Respuestas a comentarios:

No comments, no answers.
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No hay vuelta atrás.

Por mucho empeño y voluntad que uno invierta en hacer que las cosas vuelvan a ser lo que eran, para hacerlas de nuevo, esta vez mejor, sencillamente no hay nada que hacer. Sólo se puede mirar hacia delante, renovarse o morir, o dejarse matar mientras se piensa en las batallas libradas, en las derrotas y en las victorias.

Y es que todo es fugaz, fútil, efímero, perecedero y caduco.

Los días jamás se repetirán, aunque la rutina se obstine en hacernos creer lo contrario. Las oportunidades o se aceptan o se pierden, no hay término medio en esto.

Yo siempre he sido defensor de las decisiones acérrimas, de equivocarse hasta el final, de no ceder.

Qué inmadurez.

Chet Baker - Everything happens to me

http://youtu.be/UI61fb4C9Sw

Verdad Extraña [2]

lunes, 29 de julio de 2013


Algo está cambiando. Me puse un juego en la play y al nada, en plena pantalla de press start, empecé a pensar que estaba perdiendo el tiempo. Que no me iba a aportar nada, por mucho que ganara o perdiera, por mucho empeño que le pusiera, ya que ni siquiera me estaba concentrando en lo que hacía. Mi mente divaga y se difumina en otras cosas, mientras sigo sin centrarme. Quito el juego, con bastante asco, y me pongo una película, que quito a la media hora de plena apatía. Me siento al sofá de leer, alcanzo un libro, lo hojeo, lo empiezo, lo abandono al llegar a la pagina 30 y no saber que mierda he estado haciendo la ultima media hora anterior. Decido salir.

Saliendo de casa, de camino a otro bar (una vez más) pienso en la falta que me hace salir de casa, y moverme un poco, y relacionarme con mis semejantes. Me han hecho reflexionar, estos últimos tiempos, en lo desaparecido que he estado en todos los ámbitos los últimos años. Y es cierto. Pero no es menos cierto que la cabra siempre tira al monte, que en realidad nunca he sabido compartir mis problemas porque creo tener solución a todos y cada uno de ellos, aunque mi solución sea no hacer nada de nada, y siempre me he encerrado en mi mismo, buscando llaves a puertas que se abren por el otro lado.

Una puerta se abre y una puerta se cierra, que dice el Tao.

Verdad Extraña [1]

domingo, 21 de julio de 2013

Respuestas a comentarios:

1.- Cuando tenga Internet en casa, sabrán a todo momento donde estoy... aunque suelo estar siempre en mi piso, la verdad.

2.- Acerca de esas cervezas que menciona, diga momento y lugar, y ahí estaré, I promise.


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Hay una camiseta que no puedo planchar.

No es porque no tenga la capacidad, si no porque no puedo, directamente. Lo intento, pero veo que cuanto más me esfuerzo, peor me va quedando, más arrugas van apareciendo. Me detengo, empiezo de nuevo, vuelvo a fallar. Me detengo una vez más, lo vuelvo a intentar, otra vez mal. Finalmente, después de una infinidad de intentos, arrugo la camiseta tanto como puedo y la lanzo contra la pared más próxima, como si así pudiera hacer que saltara en pedazos y que desapareciera de mi vista. Es entonces cuando me doy cuenta de que me tiembla el labio inferior; estoy llorando.

Paradójicamente, la camiseta es de mi color favorito, el naranja, y no tiene ninguna imagen o mensaje que pudiera hacerme pensar en algo traumático o doloroso.

No puedo más que intentar relacionarlo con alguna de las experiencias propias o ajenas que conozco. En frío, sólo se me ocurren dos, los patos de Tony Soprano y la magdalena de ´En busca del tiempo perdido´ de Proust. En ambos casos, un detalle aparentemente trivial acaba desencadenando toda una serie de recuerdos bloqueados y perdidos.

A priori, esto no tiene nada que ver conmigo. Pero sé que si me siento a reflexionar sobre este extraño capítulo, empezaré a ver conexiones con otras cosas, me creeré mis propias invenciones, y una vez más, acabaré siendo mi peor enemigo. Por lo que me siento, escribo, releo, me dejo de margen un día más, para poder consultarlo con la almohada, y vuelvo aquí para evaluar mis conclusiones.

¿Hay alguien ahí?

jueves, 23 de mayo de 2013

Respuestas a comentarios:

1.- Hermana, se merece la mayor de las disculpas. Sepa que uno de de los mails más largos que haya escrito en mi vida está esperando a ser leído en su bandeja de entrada.

2.- Hablando de pistolas y balas…
"Darme una nueva idea es como dar a un imbécil un arma cargada, pero te lo agradezco de todos modos, bang, bang."
Cita de Philip K Dick, cuya biografia acabo de leer. Comentarios en breve.

3.- Bang bang, 2!
http://youtu.be/T5Xl0Qry-hA

Merci pels comments!

(=

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Un mes y pico después, reaparezco, después de desaparecer otra vez, y (probablemente) antes de desaparecer otra temporada.

No tengo Internet en el piso, y tampoco quiero, de momento. Estoy viviendo en la Vila de Gracia, finalmente, en una vida que mezcla el ascetismo, el alcoholismo, el intelectualismo, las clases de cocina estilo ensayo-error, las ralladuras del parquet, estanterías blancas y negras repletas de libros que narran aventuras y pensamientos polarizados casi todos en blancos y negros, con un puzle a medias que me persigue desde neurosis previas (estoy a punto de acabarlo, de veras), sin ni un solo poster puesto en el todo el piso y con un montón de cosas que necesito obtener todavía, pero marchando, con la vista alta, a paso firme, los pies en la tierra y la nevera llena de cerveza.

Estoy sobreviviendo, y descubriendo un montón de cosas de las que apenas tenia noción, a la par que me veo enfrascado en un sinfín de situaciones que siempre quise mantener a distancia, y que ahora no me queda más remedio que afrontar directamente, sin rodeos, choque frontal entre necesidad, comodidad, paciencia y perseverancia. No me quedan más opciones, resumiendo.

Por lo demás, mi yo interno y mi yo externo fluctúan más o menos de la misma manera, perdiendo el tiempo con las mismas cosas, dándose y quitándose la razón entre ellos, ganando en anécdotas que contarles con cervezas mediante, un día de estos.

Intentare ir apareciendo periódicamente.

Cuídenseme.

Canciones que hablan de la Verdad, volumen 2:

"Is there anybody out there?" - `Pink Floyd

http://youtu.be/fNLhxKpfCnA

Random Truth [6]

lunes, 15 de abril de 2013

Verdad Aleatoria #6:

Soy un revólver. (En concreto un Remington modelo 29 de Smith & Wesson, y disparo balas de calibre Mágnum .357)

La frase completa es: Soy un revólver. Si es necesario te pegaré un tiro. Si puedes devolvérmelo y dispararme tú otro, yo aún tendré cinco balas más esperándote.

Esta Verdad Aleatoria es más personal que colectiva, pero sigue siendo Verdad, y sigue sonando igualmente Aleatoria (aunque absolutamente precisa).

Soy un arma de destrucción, pero a nivel verbal. Hace mucho tiempo descubrí que las palabras igual podían herirme que salvarme, que tenían dos y tres y cuatro filos, según los significados aplicables, y que eran algo que había que aprender a usar inmediatamente. Hace tiempo quiere decir, aproximadamente, cuando empecé a tener conciencia (que no conocimiento).

Conseguí adecuarme prácticamente a toda situación, y más o menos para todo tenía una escapatoria o una manera de escaparme. Podía devolver con palabras los golpes que no podía responder con los puños, y sabía que en el fondo duele más una humillación que un puñetazo. La herida se cura, el orgullo y la dignidad sangran por siempre.

El problema vino cuando no supe parar, cuando para todo tenía (y tengo) una respuesta, cuando se activa ese resorte verbal como medio de autodefensa, incluso cuando no hay nada de lo que defenderse, y por lo tanto se ataca a lo que no es y no debería ser un objetivo. Es decir, cuando respondes mal y a destiempo a los amigos y a los desconocidos entrañables.

Por otro lado, no siempre sé qué decir, aunque sepa tan bien responder, y las discusiones largas normalmente las pierdo, o me atrapo en argumentaciones raras en las que acabo perdiendo de vista la idea inicial. Ya les he dicho en otras ocasiones que cuando me pongo a hablar no sé a dónde voy a parar. Escribiendo es igual, pero como puedo releer lo escrito, suelo recuperar el hilo.

Así que les pido que tengan paciencia, que hago lo que puedo, que intento corregirme.

Random Truth [5]

jueves, 11 de abril de 2013

Verdad Aleatoria #5:


Saber un poco de todo es la forma más sutil de no saber de nada.

Puede usted ser la persona con más idea, talento, creatividad, arrojo, agallas, entereza, fortaleza y fuerza de una empresa que, si no tiene un Título, va a ver sus geniales tareas y opiniones pisoteadas y vapuleadas por doquier. La única manera de solventar eso es llegar al punto en el que la antigüedad en una posición les dé credibilidad, pero para llegar a ese estadio antes tendrán que haber sido ninguneados infinidad de veces, y para cuando lleguen de lo último que tendrán ganas es de involucrarse más en algo que ya de por sí aborrecen.

No entiendo a la gente que dice disfrutar de su trabajo. De veras lo digo. Es absolutamente cierto que existe gente con tal suerte, pero son casos contados, con empleos inimaginables para el resto de los mortales. Por norma general, los seres humanos estándar tenemos que batallar en empleos que no nos gustan, luchando por sobrevivir 8 horas encerrados en un edificio lleno de luz artificial, caras iguales y sin personalidad por todos lados, entre otros hándicaps, y eso si tenemos suerte de tener empleo que, estando como está la cosa, tener mala suerte ya es tener mejor suerte que algunos (que muchos), vive Dios.

Y después de las 8 horas de lucha a muerte contra el propio código ético de cada uno, apartando de la vista los principios con los que tanto dimos la vara en nuestra adolescencia y de los que tanto nos enorgullecimos en su día, dejándolos a un lado como una rueda pinchada que necesita recambio, como los hijos que se quedan huérfanos por un padre que se fue a por tabaco y nunca volvió, como esas películas y libros que son prestados y nunca devueltos, esperando volver a su estantería de origen algún dia, antes del fin de los tiempos, aún tenemos que salir y enfrentarnos al mundo exterior, a pagar el alquiler, a discutir con la familia, amigos, novia de turno, a emborracharnos, a pagar las facturas, a aprender Inglés, a sacarnos graduados nocturnos, a hacer la compra, a cocinar, a drogarnos, a leer, a vivir.

Dios mío, pero quién coño va a valorar su vida con unos horarios así.

Quién coño puede disfrutar de su vida teniendo en mente tantas y tantas horas de trabajo inútil, que a la larga nada reportan a uno excepto la sensación de que ha vendido sus ideales por unos principios a los que siempre se opuso, y tantos y tantos años de deslomarse y dejarse la vista delante de un ordenador, o de sufrir del síndrome del túnel carpiano a todas horas, venga a redactar documentos que no pueden decir menos, aún teniendo más palabras.

Y ¿yo? Sí, sigo en este trabajo de mierda, pero al menos digo las cosas como las pienso, y sigo sin saber porqué nadie me ha tachado de niñato y de defensor de causas perdidas. Tal vez sea una especie de Winston (1984) y el Gran Hermano esté confabulando contra mí, negando reacción alguna a mis opiniones, haciendo de ellas palabras vacías y baldías, esperando a que me canse de quejarme, esperando a que me convierta en uno de ellos.

Random Truth [4]

lunes, 8 de abril de 2013

Eso que estoy buscando piso, y voy comprobando las diferentes calles en las que se sitúan los pisos que me interesan para comprobar qué puedo encontrar por la zona, utilizando Google Street View (a partir de ahora, GSV).

Hasta aquí, bien.

Uno de los pisos que descarté era un primero, encima del “Casal Popular de Gràcia”. Imaginé por un momento qué sentiría alguien que viviera en el piso superior de Los Timbres, con sus fiestas alternativas, sus maratones de cerveza adulterada (con drogas de pésima calidad, y encima sin avisar de las vitaminas extra), sus ríos de orín matando a la flora autóctona e impregnado el ambiente de ese olor ácido y acre del bebedor profesional, amén de dejarlo todo lleno de barro, sus conciertos y sus actividades diversas, y recuerdo que he tenido grandes momentos de diversión ahí dentro, pero también pienso que no me gustaría vivir encima de ellos si no me dejaran vivir, precisamente. Así que descarté el piso.

Les recuerdo que todo esto eran suposiciones mías.

De paseo por Gràcia encontré la calle en la que, según GSV, se establecían el piso en alquiler y el casal en cuestión… Y no estaban ahí. Las fotos no correspondían con la realidad. El casal se sitúa en la calle paralela a la del piso, por lo que ninguna de las suposiciones de hace dos párrafos tendría por qué afectarme, en caso de que tales actividades se llevaran a cabo allí, siempre y cuando me quedara el piso.

La explicación a esta historia es que GSV muestra las mismas imágenes para dos calles paralelas de Barcelona, y que si usted no se las conoce, no sabrá apreciar el error, a no ser que le dé por buscar ambas, lo cual no sería muy usual.

¿Qué hemos aprendido de todo esto?


Verdad Aleatoria #4:

No fiarse de Google Street View a la hora de buscar piso.

Random Truth [3]

jueves, 4 de abril de 2013

Respuestas a comentarios:

 1.- Espero que se me ocurran más y mejores, los seriales de entradas en el blog nunca llegan demasiado lejos, las más de las veces.

Merci por el apoyo. (=

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Verdad Aleatoria #3:

Buscar “Verdad Aleatoria” en Google no sirve para coger ideas. En absoluto.

Esta mañana, intentando salir de la cama (por poco no lo consigo) estaba escuchando la radio, Radio 3 para ser exactos. De hecho, no la estaba escuchando, tenía la radio puesta mientras me debatía entre los pros y los contras de desperezarme y salir de las sábanas o coger el autobús tarde, a sabiendas de que llegaría mal de hora. Cual es mi sorpresa cuando, estando mi cabeza ocupada en estas mierdas, mi subconsciente se activa y me avisa de que está pasando algo a lo que debo prestar mi plena atención - cual sentido arácnido -y me encuentro con "Iron Man" de Black Sabbath, en versión nana. No bromeo, versión nana estilo xilófono, irreconocible para el oído inexperto. Importantísima la relación que tengo con esa canción.  Véase esta entrada para más información.

Fantástica manera de empezar el día.

El día que tenga un hijo (¿¿se imaginan??) crecerá escuchando Black Sabbath (no importa la opinión de la madre en esto), (los primeros discos, tranquilos) entre un montón de grupos de esos que hablan de la Verdad, de los que les iré pasando nombres en sucesivas entradas.


De propina, el vídeo más tonto (relacionado con la canción) que he encontrado en Internet. Regreso al Futuro (parte 1 incluida) tenía mejores rayos...




http://www.youtube.com/watch?v=fPoomwdNZeY

Random Truth [2]

miércoles, 3 de abril de 2013

Verdad Aleatoria #2:

Cuando tu jefe te dice que agradece tu honestidad, es que te has pasado cinco pueblos.


Y es que es mejor morderse la lengua y envenenarse con la ponzoña propia - el que pueda, con tal de evitar salpicarse de mierda por las consecuencias de las palabras que, repito, puedan evitarse decir - que decir algo que nos pueda traer infortunio, mala suerte, atentados contra la propia persona, vilipendiadas, malas jugadas, trampas, rencillas, golpes y quebraderos de cabeza.

Dicho esto, también es verdad que el gusto con el que uno dispensa esa clase de frases que camuflan improperios - insultar like a sir, si quieren - es la ostia de grande. Lo bien que se queda uno al decir una frase dolorosa para el oyente, sobretodo cuando ese oyente resulta ser el superior inmediato, es algo que, verdaderamente, no tiene precio. Que luego ya veremos lo que pasa, pero teniendo en cuenta que la vida es corta, la felicidad volátil y que estas oportunidades escasean, démosles duro. Aprovechemos ahora que somos jóvenes y tenemos los medios y las agallas de hacer las cosas mal para quedarnos a gusto, para ser auténticos en los ámbitos en que deberíamos ser más frugales y, sobretodo, SOBRETODO, no nos mordamos la lengua jamás.

Me arrepentiré después de hacerlo, que dice esta canción:

Canciones que hablan de la Verdad, volumen 1:

"Soy una bomba" - Los Ginkas

http://youtu.be/ejQyflk338o?t=19s

Random Truth [1]

martes, 2 de abril de 2013

Los findes se diluyen en vasos de cerveza, igual que la espuma del vaso, que va desapareciendo a medida que se manchan los labios, rastros de una realidad alcohólica de la que no se es consciente hasta que se hace demasiado tarde, hasta que no queda ya ni transporte público nocturno que lleve a casa, obligado a andar hasta la cama, a atravesar las sombras de las calles y las sombras de la mente, todos aquellos aspectos de la realidad rehuidos y escondidos reaparecen y toman posición de conquista, al menos por un tiempo. Las patadas a las farolas y el tumbar containers ya no son alivio duradero, acostumbrado ahora al sonido que hacen al chocar contra el asfalto, insensible ahora al vandalismo causado sin motivo aparente, sin solución posible, ni dios mediante.

El camino a casa es largo, aunque siempre es el mismo. Y, a la vez, nunca es el mismo. Nunca es el mismo el que el mismo camino recorre, también. Los demonios personales aparecen en soledad, y en soledad escribo; no hay otro modo.

Hace poco, fumando con un colega, me dio por compartir un pensamiento que tuve de camino al bar. Pensaba en la fugacidad de la vida, en lo que cambian y a la vez no cambian las cosas y las personas, cómo nos afectamos unos a otros, cómo nos afectamos a nosotros mismos, qué nos limita, cómo nos limitamos, qué pasa si quitamos los límites, si vivimos al máximo. Pensaba en todo esto porque muchas cosas se están moviendo en mi realidad inmediata, fuera totalmente de mi control, y aún así no dejan de ser más o menos lo de siempre. ¿Dónde está el cambio, entonces? ¿Puede ser tan nimio que marque una diferencia suficiente pero exigua para marcar un verdadero antes y después? ¿Cómo se justifica el cambio de situación, pues?

Pues me da por compartir más o menos esto con el colega, y este me mira, no me dice nada y sigue fumando, y yo no sé si su silencio es la mejor respuesta, o si no me he explicado bien o si ni siquiera me estaba prestando atención, o si ya va hasta el culo de THC, que era probable, en el plan de noche que llevábamos. Paso tanto tiempo en mi espacio mental privado que temo estar perdiendo la capacidad de comunicación, al menos en cierto grado. En mi cabeza, las frases se estructuran de una forma concreta, y las imágenes tienen más fuerza que las palabras, en la mayor parte de los casos. Esto es verdaderamente frustrante; nunca consigo expresar totalmente la misma impresión que yo obtuve de algo en concreto, y no hago llegar a los demás lo que pretendo.

Mostrar, no explicar, decían en Relato.

Por otro lado, me di cuenta de lo mucho que he echado de menos escribir este mes. No era consciente de la auténtica falta que me hace expresarme, aunque sea conmigo mismo y con los pocos que se leen el blog, aunque últimamente todos los comentarios sólo sean Spam en Inglés, surgido de Dios sabe qué clase de mente enferma.



Verdad Aleatoria #1:

No he comprado ninguno de los pen drives que tengo por la habitación, ni sé de dónde ha salido ninguno de ellos.

Once again, with feeling

lunes, 1 de abril de 2013

Me gustaría decir que las cosas han cambiado, pero las cosas son más las mismas de lo que nunca lo han sido.

Estoy fumando de nuevo, y no tabaco (Lo siento, Estela). No, no me sienta bien, soy consciente.

Estoy bebiendo menos que nunca, por otra parte, pero sé que tampoco compensa.

Tenía la idea de que volver a mis raíces iba a ser como volver atrás en el tiempo e involucionar, volver a un estado anterior. Cuál es mi sorpresa al descubrir que no puedo volver atrás, ya que desde entonces no he avanzado nada, solo he dedicado el tiempo a dar vueltas sobre mí mismo y marearme a mí mismo con mis historias y tontadas.

El enemigo en casa, que se dice.

Entonces, ¿qué? No hago más que afrontar mis problemas pensando en cómo los solucionaré o evitaré la próxima vez que me los encuentre. En el próximo trabajo, con la próxima chica, en la próxima vida.

Así no vamos bien, en absoluto. Como decía, no he avanzado gran cosa en todo el tiempo que llevo deambulando por aquí, tengo la impresión de que se ha parado el tiempo, pero que a la vez el tiempo no hace más que avanzar. Mejor dicho, es como si hubiera convertido mi vida en un ancla, que no se mueve por mucho que el tiempo sí avance, como si eternamente fuera a tener 19 años, o 20, o 23, o los que sean, como si nunca fuera a convertirme en un adulto, como si nunca me vaya a ver obligado a enfrentarme a mis problemas, como si en mi mundo mental pudiera acallar todas las voces, como si pudiera – no eliminar, sino – obviar mis problemas, y sobre todo los problemas que causo y me causo.

Como reflexión esto es genial, pero a nivel práctico se que seguiré agazapado dentro de mí, en una ilusión perpetua, en la que siempre tengo razón, en la que las cosas avanzan o retroceden según mi voluntad.

Me sigo despreciando por no saber seguir viviendo y por andar oyendo voces fantasmales reverberantes, haciendo eco de cosas que ya debí haber entendido en su día.

Soy muy espabilado, sí, y también un completo imbécil.


[Sigo buscando piso.]

Muelas del juicio (o "Cómo de oportuna es la vida a veces")

lunes, 25 de febrero de 2013

Muchachos y muchachas:

Una de mis muelas del juicio ha decidido hacer acto de Aparición y Dolor a falta de unos pocos días para esta inolvidable (entre otros adjetivos) noche de viernes. Sepan de entrada que si el dentista receta antibióticos, la fiesta puede discurrir de maneras diversas y dispares, atendiendo al caso que le haga. Es decir, si no me tomo los antibióticos beberé como un cosaco (o como si tuviera un hijo en la cárcel, me encanta esa frase, H), y si me tomo los dichosos antibióticos, beberé como un cosaco (o como si tuviera un hijo en la cárcel, veáse digresión anterior para repetición innecesaria). Para el ojo inexperto no hay diferencia entre la situación A y la situación B, pero les puedo prometer y prometo que el grado de alcoholismo del cosaco en cuestión será diferente entre ambas situaciones, amén de mezclar con otras mezclas, léase chupitos de colores diversos, cigarrillos de la risa o cócteles Molotov para el hígado.

La cosa promete.

A todo esto, mi muela del juicio ha sacado radiografías, planos y mapas de mi terreno dental, planeando crear más Dolor y más Sangrar de Encías por todo el terreno sensible e hijoputesco en el que pueda plantar bandera en señal de conquista. No como mucho, bebo más que nunca, duermo a destiempo y deshoras, no me corto el pelo en previsión de una Gran Cresta, el viernes día 8 vuelvo al estudio de tatuajes, busco piso en el Raval (Gràcia es la ostia de caro, que quieren que les diga), la colección de libros aumenta a costa de pasarme horas primero de paseo y luego de carrera en busca de "material" (maldito yonqui de abstraerme de la realidad) con el que acontentar mi recuento neuronal y acallar mi hambre de conocimiento, mi sed oceánica (expresión usurpada a Kiko Amat) de palabras de otros, de párrafos reales con los que pensar que alguien más pasó por esta mierda, y si él (o ella) pudo salir de ahí, yo también puedo, qué coño, y estas son sólo algunas entre otras no-novedades en mi deambular cada vez más simiesco por la faz de esta bola de agua.

¡Pero! Haciendo otro alto en el camino, me paro a pensar y pienso que el cuarto de siglo me llega, que sigo siendo incapaz de parar el paso del tiempo, que cada vez tolero menos las sorpresas y que mi vida está más regida por mi soberbia que dirigida por mi circunstancia. Es decir, que no hago más que equivocarme. Que equivocarse está bien, no me linchen aún, es sólo que es un modo cabrón de aprender. A la par que efectivo, de acuerdo.

Dicho lo cual, si me ven mañana, hagánme el favor de darme el pésame, que me muero un poco más y cada vez me queda menos.Y si me ven el viernes noche en el Rodamón, pídanme un chupito. Mi reacción al tomármelo dependerá de si me encuentro en la situación A, la situación B, o de si ya me encuentro abrazado a la taza del váter, odiando mi vida sin ser del todo consciente de cómo me llamo ni de dónde me encuentro, vomitando el arroz al curry que pienso cenar (y des-cenar, porqué no). Y no, no se apunten chupitos a mi cuenta, eso no vale.

Nah, en serio, mañana será otro día, otro día más.

Miedo y Asco en Londres [3]

sábado, 16 de febrero de 2013

Por extraño que parezca, esta vez en Londres no he tenido tiempo ni ganas de hacer turismo o de investigar por la zona en búsqueda de alternativo divertimento. Me duele la cabeza ahora mismo, pero no es por el trabajo que ando haciendo aquí, que también, sino por las pintas de Kronenbourg que nos sirve la hermana gemela de Daphne Rosen en el bar del hotel. Cómo decirle que no.

No he parado quieto estas ultimas semanas, y más que me queda, atendiendo a la inquietud que me aplasta y perturba el sueño. Me despierto una media de 2 o 3 veces durante la noche, y normalmente me cuesta una hora larga recuperar un ritmo adecuado para dormir. Mi dormir normal siempre sido dormir mal, desde que recuerdo, por lo que me sorprende que me sorprenda esta dificultad para descansar de noche.

En resumidas cuentas, estoy en la sala de control de emergencias de otro hospital londinense, maravillándome de las desgracias que en un dia pueden llegar a producirse en el maldito sistema que he de solucionar. Estoy teniendo suerte, de momento todo va como la seda, y no lo tenía nada claro al llegar, por lo que me puedo ir a casa contento, al menos por lo que a la instalación respecta.

Me planteo algunas cosas, estos días, pero no estoy llegando ninguna conclusión, y tampoco me parece que vaya a arriesgar hacia ninguna dirección, siendo sincero. Me engaño yo solo imaginándome en otras realidades y otras situaciones, cuando yo mismo me ofrezco y me niego su existencia. Mi mente como vorágine creadora y destructora de ilusión, fuerza, mentira, decepción. Como decía Palahniuk: "Dos pastillas. Dos copas. Repetir."

Me alojan en una habitación con una cantidad ‘minimalista’ de muebles y decoración, y me imagino un piso decorado asi, y yo viviendo en él, y pasando página, y sobreviviendo a mis terremotos mentales, y viviendo una verdadera vida, al margen de esta manera filtrada de sentir las cosas.

Por lo que, concluyendo, nada cambia si no tratamos de que nada cambie.



PD: Escribiendo esto, una de las telefonistas de la sala me pregunta que qué ando haciendo, y qué hago solo delante de tanto ordenador, se sorprende de que sea de Barcelona, me pide que le diga algún buen sitio para alojarse, (como si yo me alojara en hoteles en la ciudad en la que vivo) le prometo decirle algunos buenos sitios donde comer. Hablamos del tiempo, de la nieve, le digo que hace 3 años nevó en Barcelona, se cree que le tomo el pelo, le digo que aquí hace gélido comparando con la temperatura barcelonesa. Se disculpa con sus compañeras por tardar en volver, me dice que luego hablamos y vuelve a lo suyo, y yo a lo mio.

Miedo y Asco en Estambul

martes, 12 de febrero de 2013

Respuestas a comentarios:

0.- Waiting for comments.

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No sé muy bien por dónde empezar.

Partiendo de la base de que ya es Febrero y no me había dado cuenta, intento clavar en ancla en este bucle temporal (que dice Juaninacka) y frenar un poco.

Me he pasado una semana en Turquía trabajando. Bueno, media semana, en realidad, la otra media he estado de turismo y de bien comer, la verdad.

Quitando los problemas en las instalaciones que hemos ido a visitar (nada interesante, les aseguro) ha sido divertido apañárnoslas en un idioma que no es el propio ni el ajeno para hacer llegar la información de una persona a otra. Como el juego de explicar una historia a una persona y esta a otra, y esta a otra, y ver qué porción de la información real se mantiene al final. Lo que les digo, hilarancia es poco.

En el viaje me acompañaba el ingeniero con el que más he llegado a discutir en la empresa, aunque es un gran tipo, verdaderamente. En todas partes nos tomaban por padre e hijo, en el hotel, en el aeropuerto, con los técnicos turcos... Estoy tan hecho al hecho de haberme criado sin mi viejo que no sentía nada al percatarme de la impresión que dábamos. A lo que se acostumbra uno.

A parte de trabajar y de dormirme en el coche cada vez que pasaban a recogernos, hemos tenido tiempo y ganas de visitar el Gran Bazar, Santa Sofía, una cantidad ingente de mezquitas, el Mar de Mármara, el Bósforo, una ínfima porción de Asia, el palacio de Topkapi i su harén (hagan lo que hagan no alquilen audioguías) y hasta la sauna del hotel.

Qué les puedo contar, no he tenido mucho tiempo libre y menos aún de escribir. Tampoco ha pasado nada de especial mención, así que no les entretengo más.


PD1: Documento gráfico de la zona.


PD2: No se lo pierdan, mañana me voy a Londres otra vez. A otro hospital. Habráse visto...

Doodlebug [1]

sábado, 26 de enero de 2013

Respuestas a comentarios:

1.- En serio, si vas a entrar al blog y comentar, al menos comenta en función a lo que escribo en la entrada.

2.-Sepa, hermana, que investigué acerca del existencialismo y me he hecho con una copia de "La náusea" de Sartre, próxima lectura de la lista. Le debo un mail explicándole mis desventuras, excúseme.
Un beso enormísimo.

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Doodlebug de Chistopher Nolan. Visionen con atención, examen al final.



Sin una sola línea de diálogo, Nolan se las apaña para expresar un montón de cosas en nada de tiempo. La autodestrucción es un tema recurrente en su cine y en mi blog.

También es un punto común la confusión que provoca no ser capaz de diferenciar dónde está la realidad y en qué consiste de lo que cada uno se cree que es, o de lo que cada uno se crea y se cree que es su realidad. 

En otras palabras, el hecho de contarnos una falsa verdad una y otra vez, hasta acabar sustituyendo la realidad auténtica, hace que al final que nos preguntemos dónde estamos, qué es de cierto en todo lo que tenemos delante, hasta qué punto podemos dar por buenas nuestras impresiones, si a fin de cuentas nosotros mismos nos engañamos y vemos lo que queremos ver.

El deseo de moldear la realidad hace que cada uno se pierda por su propia realidad única e incompartible, puesto que por mucha empatía que alguien tenga, nadie es verdaderamente capaz de estar en el mundo inmaterial de cualquiera de nosotros.

Volviendo al vídeo y al concepto de autodestrucción, es increíble como uno mismo puede llegar a condicionarse y dar por ciertas algunas conjeturas, hasta llegar al punto de cambiar su percepción de algunas cosas o de algunas personas. Nolan revela en el corto que podemos ser nuestros peores enemigos hasta llegar al punto de destruirnos, buscando algo que nosotros mismos pusimos ahí.

¿Qué queda, entonces, de un hombre sin sus neurosis?


[Continuará.]

Trust Truth [1]

viernes, 18 de enero de 2013

Respuestas a comentarios:

0.- Waiting for comments.

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[Introducción:

Harry Crews decía: “If you’re gonna write, for God in heaven’s sake, try to get naked. Try to write the truth. Try to get underneath all the sham, all the excuses, all the lies that you’ve been told.”

Para mostrarle mis respetos, en parte, escribo esto.]

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Más perdido de lo que he estado en mucho, mucho tiempo, en la bruma del silencio. Culpa de no poder expresar lo que quiero, de no querer expresar lo que quiero, de seguir buscando qué es lo que quiero – ¿será posible que a estas alturas de la película siga buscando, en vez de haber encontrado…?– , de seguir poniéndome barreras que no puedo superar, pues siempre puedo ponerme una barrera más alta que no pueda sortear, de seguir luchando conmigo mismo y tratar de hacer lo propio contra el mundo, que parece que es lo que hago siempre. Me autosaboteo y lo disfruto, según parece.

La vida es un camino plagado de bifurcaciones, elecciones, promesas e impulsos. Elegir un rumbo para la vida no tiene sentido, ya que las circunstancias son las que eligen, ciertamente. Hasta me atrevería a afirmar que, a un nivel subrepticio, aunque no seamos en absoluto conscientes de ello, nuestros propios instintos y deseos más profundos y secretos llevan el timón que nos destruye.

El hecho de no entender, las más de las veces, por qué hacemos lo que hacemos, nos lleva a perdernos. Porque no conectamos con el animal interior que es lo que realmente somos, un amalgama de primitivismo y deseos baldíos, ambiciones ridículas y populares; y lo digo yo que soy el primero que no se deja llevar por sus impulsos, que no sabe diferenciarlos la mitad de las veces – muchas más de la mitad de las veces, lo garantizo – pero tal vez dándole vueltas consiga llegar a alguna conclusión útil. Y tal vez no, por supuesto, de hecho, lo más probable.

De lo anterior se desprende que estoy perdido – me siento perdido – porque no me comprendo. Me desconozco y me veo como un ente independiente de mí mismo, siendo eso imposible. No me entiendo, decía, no sé cuáles son los motivos para comportarme como un completo imbécil, como un cobarde, yo que creo que tengo tanto que esconder cuando en realidad la oscuridad de mi alma nació porque yo lo quise, no porque forme parte de mi naturaleza. Me niego mis carencias y magnifico mis puntos fuertes, por alocados o inútiles que puedan parecer. Me niego lo que no me convence y moldeo la realidad a mi deseo y voluntad, creando en mi cabeza un mundo a mi medida, donde me convierto en rey y donde todas las miradas se posan en mí, para bien o para mal. Mi mundo interno (que no mi mundo interior) es un reflejo de mi hambre de atención, de mi terror a la soledad, del pánico que me produce ir perdiendo las pocas cosas que me aportan algo en la vida. Y sobre todo, es un reflejo de mi autocompasión.

Por lo que, para encontrarme, me sincero.

Estoy tratando de sentar las bases de una nueva manera de estructurar mi manera de pensar, porque la presión me puede. La presión que me ejerzo, lo mucho que me exijo, lo mucho que me desprecio y me odio. El problema no lo tengo con los demás, ni son los demás, soy yo, que no me acepto y me castigo y me ahogo con mis (como alguien me dijo una vez) extrañas leyes.

Me aborrezco, pero no puedo abandonarme.

Sé que todo esto suena de lo más deprimente, pero no me lo tengan en cuenta, intento hacerles partícipe de los engranajes que me rigen.

Tan sólo escribiendo llegaremos al satori.


PD: En entradas sucesivas haré lo posible por eliminar el componente ególatra que últimamente impregna todo lo que publico en el blog. No se impacienten.


Radiohead - How to disappear completely.

http://www.youtube.com/watch?v=lAF8D0ugyVk

Sueños [1 y 2]

lunes, 14 de enero de 2013

Respuesta al comentario número 2 de la entrada  Miedo y Asco en Londres [2.4] :

2.-¡Perdón! No había visto el comentario hasta hace un rato, y lo he visto de chiripa, si no no lo hubiera contestado, aunque tampoco me acordaba que había empezado a contestar comentarios... Cosas de pasarme dos semanas sin escribir.

Comentando el comentario, la cantidad de tiendas vintage que me encontré hicieron que mi impresión al verlas fuera de sorpresa al encontrar las primeras, de desgana al ver las siguientes y de desinterés al ver la increíble cantidad que uno puede encontrar en la ciudad.

Como dice una amiga, no ha habido tanta abuela para tanta tienda...
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He tenido un sueño, como decía Martin Luther King. En mi caso, tiene que ver tan sólo conmigo mismo, y no con el perfecto entendimiento entre razas.

¿Qué porqué redacto un post para comentar que he tenido un sueño? Fantástica y a la vez oportuna pregunta, cuya respuesta es que nunca recuerdo lo que sueño, y quiero escribir mis impresiones sobre él antes de que pase el tiempo y mis recuerdos muten en otra cosa.

Cuando amigos me relatan sus sueños con todo lujo de detalles e interpretaciones alocadas la mitad, perversas otro cuarto y autodestructivas la última parte, me da rabia no recordar apenas ningún sueño que he tenido en mi vida.

Tampoco he tenido el típico sueño de volar (¿Tanta gente ha soñado eso, en serio?) ni el de la caída de mis dientes, ni el de estar desnudo delante del público, ni ningún sueño húmedo (que sí he tenido ensoñaciones, pero no cuentan).

En el único sueño que recuerdo antes del de esta última noche, me hacía un corte en el rostro (no sé cómo me cortaba, ya saben ustedes cómo son los sueños de caprichosos) y sangraba profusamente. El corte iba en diagonal desde la parte superior izquierda de mi frente hasta la parte inferior derecha de mi mandíbula. No podía abrir el ojo izquierdo por la sangre que perdía a un ritmo alarmante, y el sabor y el olor de la sangre me revolvían el estomago y hacían que me sintiera cada vez peor y, junto al hecho de que no podía para la hemorragia, me estaba alterando muchísimo.

No recuerdo ni el principio ni el final del sueño, pero sí recuerdo que al despertarme e ir al cuarto de baño, al mirarme en el espejo, me vino a la mente la imagen del corte, la desesperación por parar la sangre, el olor y el sabor metálicos que me agobiaban, los nervios y los sudores fríos de mi subconsciente, y me acerqué rápidamente al espejo, buscando la cicatriz que había soñado, recordando inmediatamente que era un sueño, sorprendiéndome a la vez de que un sueño (algo irreal) pudiera asustarme tanto.

Un despertar entre sobresaltos, y los nervios de punta toda la mañana.

En el sueño por el que escribo esta entrada, no hay sangre, no hay inicio ni hay final, tampoco, pero es una versión alternativa de algo que hice el viernes. No es nada ni mucho menos espectacular, también debo añadir.

El viernes estábamos de borrachera, celebrando un cumpleaños, (no es que necesitemos mucha excusa para darle al bebercio, la verdad, aunque hacía tiempo que no me iba de copas) y en eso que alguien empieza a interrogarme sobre mis tatuajes. Aparecieron preguntas típicas y más que manidas, como la de cuál fue el primero (la flor del codo), qué significado tiene (esto casi nunca lo explico), cuál dolió más (el del pie), etc.

Como el tatuaje del pie es el más "escondido", si quiero mostrarlo me tengo que quitar la zapatilla y el calcetín (el tatuaje llega desde el gemelo hasta justo antes de los dedos de los pies).

En la vida real, tengo tatuado el pie derecho.

En el sueño, me sorprendí a mí mismo al quitarme zapatilla y calcetín y descubrir que ahí no estaba la tinta, sino que estaba en el otro pie.

Según lo poco que he podido investigar, soñar con tatuajes implica en gran medida el significado de éstos (el significado del significado es el significado que busco, según parece) y también que mi fuero interno quiere que algo cambie en mi vida rotundamente.

El significado del tatuaje del pie no existe.

No tiene significado, y no voy a seguir engañándome pensando que sí lo tiene. Es una extensión de otro que sí es importante, pero ¿este? este no tiene significación alguna. Puedo darle y de hecho lo he hecho, significado a posteriori, analizando e interpretando las líneas que lo conforman, pero no es lo mismo.

Por lo que, volviendo a lo que decíamos, hay algo en mi vida que ha de cambiar profundamente  (que he de cambiar profundamente) y, atendiendo a mi sueño y a su limitada interpretación, parece que debo mover la nada de un lado a otro.

Otra lectura posible es que tal vez deba moverme yo y mi montón de nada a otra parte, aunque ya ando buscando piso por Barcelona, así que quién sabe.

Estoy de lo más imbécil, últimamente, haciendo reflexiones inútiles, cargándome de lastre y sintiendo cómo mi cuerpo se resiente de lo mal que me porto conmigo mismo. El viernes conseguí rechazar un cigarro encendido y a medias que me pedía a gritos que me lo fumara, y puedo prometer y prometo que me costó una barbaridad no ceder.

Mierda, tío, me estoy empantanando en mis gilipolleces otra vez, maldita sea.




Blur - No distance left to run.

http://www.youtube.com/watch?v=5KFIr4SlRGg

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