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Miedo y Asco en Egipto [1.2]

jueves, 31 de mayo de 2012

Señor Z y servidor fuéronse a Egipto una serie de días a pasar calor y malos tragos, a aprender a negociar y a madrugar más que en días laborales, puesto que son gente de viajar y ávidos de ver cosas, con apetito de novedades. Habiendo hecho mi análisis en la entrada anterior, no queda más que contarles acerca del viaje en sí, el cual les recomiendo encarecidamente, si desean partirse el cráneo pensando luego, entre otros.

Cosas que han ustedes de saber:

En el Cairo, la ciudad de las mil mezquitas, escucharán la llamada al rezo musulmán cada ciertas horas, siendo la mas esperpéntica las 4 y media de la mañana. Si se hospedan varios días en el mismo hotel, descubrirán que poco a poco empiezan a aprenderse las escalas con las que los imanes entonan los cánticos. Si se hospedan más tiempo puede que empiecen a preguntarse hacia dónde queda la Meca. ¿He dicho ya que hacen el llamamiento por megáfono? Pues eso.

Regatear es placer de algunos, lo crean o no. Servidor consiguió rebajar el precio una estatuilla 17 veces la cantidad inicial que se pedía, y señor Z consiguió varios hitos en la historia del comercio egipcio, tales como conseguir una cantidad ingente de pulseras por el precio de un cafe con leche, así más o menos. Por otro lado, el señor Z tuvo que explicar, muy amablemente, que una tarjeta de memoria no es "especial" porque lo diga el vendedor, sino porque lo dice el blíster, después de que nos intentaran colar una súpertarjeta de memoria de 2gb "especial". Como ven ñ el señor Z se sentía en el business, montado en el dólar, dejándose llevar por su capitalismo incipiente (:P).

El mercado de Khan El-Khalili es una mentira como no se pueden ustedes imaginar. No bromeo. Mercachifles, los llamaba Z. A parte de que usan nombres "gancho" (Le llaman a uno por nombres como Puri, o Javivi o similares. El primero que se gire es español, a por él, muchachos), todo lo que venden lo puede usted encontrar en su tienda de chinos favorita, en su estanco habitual (para el tabaco se shisha) o en el mercado municipal semanal de Gavà. Sí, el de los martes. Si hombre, el de los gitanos. La leyenda de su magnifica artesanía es reducida a cenizas cuando uno es vapuleado e increpado por todos los vendedores con los que tenga la paciencia de cruzarse, ademas de la mentira a nivel de materiales usados en la manufacturación de souvenires. (dinero honrado versus dinero sucio, que dicen los musulmanes).

Ya no hay cocodrilos en el Nilo, al menos a partir del Lago Nasser. No obstante, pueden tomarse una instantánea con tal reptil en el Poblado Nubio. Recomiéndoles la visita porque se tomarán un té negro koshari de los de verdad.

La policía, antes corrupta hasta ennegrecer la médula, ahora son corderillos que tienen miedo al lobo en el que se ha convertido el pueblo. No cuenten con ellos para gran cosa aparte de verles dormidos en sus casetas, verles fumando a todas horas en todos lugares, y por favor, no se estén de valorar la manera de aguantar el cargador adicional de balas que todos ellos tienen, está sujetado al resto del rifle con gomas de pollo. Y esto es tan cierto como que sale el Sol por la mañana. Ah sí, también pueden contar con ellos para que les piden Baksheesh.

Baksheesh. Según la Wikipedia, y cito textualmente, Baksheesh es un término utilizado para referirse al acto de dar caridad, a cierto tipo de corrupción policial, y a los sobornos en medio oriente y el sudeste de Asia. Muy amistosos, estos. Muy amigos de lo ajeno. Recuerden que siempre les parecerá poco, les den lo que les den, así que como recomendación personal, lleven monedas de euro a mano (no muchas), y dénle algunas al conductor del taxi si es majo y les explica cosas, al guía si es que creen que se lo merece (ya se llevan una buena comisión) y absténgase de llevar billetes. Los muy pesados de los vendedores les pedirán cambio a billetes de euro (el banco no acepta monedas, por lo que sus propinas en forma de moneda de euro es más una desgracia que una bendición, pero así les devuelven algo del hastiamiento que les producirán esos pesados) pero ahí está usted para decirles que no lleva encima. Digo que no debe llevar muchas monedas encima porque ha usted de pensar que será un peso extra en sus bolsillos, que tintinearán y llamarán la atención de cuantos vendedores ambulantes de chorras haya por la zona. Cuales zombies hambrientos de cerebro. Y usted será un blanco fácil.

Continuará.

Miedo y Asco en Egipto [1.1]

domingo, 27 de mayo de 2012

Miedo. Asco. Egipto.

En serio.

Llegando en el avión, lo que mas sorprende es encontrarse como las pirámides recortan el cielo y confunden las escalas. Las distancias aquí son muchísimo mas grandes de que pudiera parecer en primer término, el Cairo tiene su propio sistema de medida de longitudes, según parece. Toda la ciudad parece una enorme maqueta monocroma, arena por doquier.

Salir del aeropuerto y pegarse con la ola de calor que es lo habitual aquí ha sido uno. Viaje al hotel con el guía, mientras examina nuestros conocimientos de lo que vamos a ver, nos pone en situación a nivel político y social, nos examina de nuevo de todo esto, y solo cuando esta satisfecho con nuestra notas, nos deja acabar de instalarnos.

1 euro = 7,6 libras egipcias.

La ciudad esta increíblemente llena de deshechos, desperdicios, suciedad y malos olores, arena, charcos, barro, mierda, gatos, peste, gente, locos que cruzan la calle atestada de un furioso, ruidoso e imprevisible trafico que se compone de furgonetas alemanas de la segunda guerra mundial, ahora taxis colectivos, autobuses, taxis con neones y luces de colores, motos con amplificadores y música brutalmente estridente, bla bla bla.

Por otro lado, al final del día uno aquí ya me he quemé la cara.

Al margen de explicar la majestuosidad de los templos y pirámides, del Nilo y del Desierto, mis impresiones acerca del país son chocantes y contradictorias.

¿Qué puedo decir de un país en cuya capital vive la mitad de la población total de españa? Joder, hay un barrio llamado "la ciudad de los muertos", un cementerio de 1200 años de antigüedad en el que vive gente. Lo explicaré. En los años 50 y 60, según el guía, los alrededores del Cairo fueron bombardeados, imagino que como consecuencia de los derechos de explotación del canal de Suez, muy de moda en aquella época, y los pobres viandantes tuvieron que refugiarse dentro de la ciudad. Al no haber espacio para todos, algún iluminado decidió alquilar su panteón familiar en pos de que estos desgraciados tuvieran un techo sobre sus cabezas, siempre y cuando lo dejen libre el dia de todos los santos. ¿Qué les parece? Los pelos como escarpias, ¿eh? Pues eso que ustedes no estuvieron allí.

Callejones llenos de basura, deshechos, cabras (!), gatos, etc. Prendiéndole fuego a cientos de bolsas en cualquier sitio donde estas se dejen caer, no hay recogida de basuras, ni parecen necesitarla. La salubridad no está a la orden del día en una ciudad donde aun hoy pueden verse tanques y militares, AK47 y haimas en la plaza Tahrir, con el edificio que fuera la sede del partido de Mubarak aún manchado de hollín de fondo, con los esqueletos de los chasis de los coches que ardieron en la Revolución de los Jazmines, la llamada Primavera Árabe. Espeluznante es quedarse corto con creces.

Anécdotas tenemos algunas, pero ciertamente, son lo de menos. Mi mente aún intenta digerir las imágenes tomadas por allí, y regular de nuevo mi sueño, y librarse de "la venganza del faraón".



Continuará.

In some minutes [6, 7, 8, 9, 10.]

viernes, 25 de mayo de 2012

[Este fin de semana les informo del último viaje que he llevado a cabo, aguarden, se caerán de culo.]

Estoy tan acostumbrado a hablar entre líneas que ahora sólo hablo para no decir nada, para esconder los mensajes que verdadera y desesperadamente intento enviar. Una vez, no recuerdo quién, sinceramente, me llamó contenido. Recuerdo haberme enfadado mucho.

Mierda.

La auténtica verdad es que me doy pánico. La cosa mas difícil que yo creo que alguien puede hacer en vida es aceptarse a uno mismo, ser feliz consigo mismo, entenderse. Tiendo a reafirmarme ante los demás y ante mis propios ojos momento tras momento porque tengo miedo de perderme, de perder de vista las pocas cosas claras que tengo de mí mismo, los pocos elementos que he conseguido vislumbrar de mi personalidad en todo mi tiempo. Me tengo que volver a descubrir, volver a conocer. Continuamente tengo que volver a afianzar los cimientos que me forman, me dan forma, ver qué me falta y salir a buscarlo, hasta que vuelva a pararme, y a plantearme, y empezar. No sé si es que me fuerzo a ser quién soy -si me esfuerzo en ser quien soy-, si me dedico a navegar en mi rutina adonde sea que esta me lleve o si ya he decidido dedicarme a improvisar sobre la marcha y ver qué pasa, mi vida convertida en un eterno experimento, una obra de arte en perfecto cambio, movimiento, evolución, una performance abocada al fracaso.

Un obcecado Carpe Diem.

El contenido de un contenido. El significado del significante.

Estoy obsesionado con que cada uno sólo puede conocerse a través de los demás, y puede que sea cierto, y también puede que simplemente esté desesperado y loco de buscarme en mi interior, de navegar a oscuras por una cueva en la que no se cuela nada de luz. Enfermo de perderme, yo que tengo un sentido de la orientación extremo -nunca me hartaré de decirlo- en mi vida real a la par que en mi pleno, lleno, hundido y anegado mundo interior, donde me ahogo, me pierdo, me caigo, me enfermo y me daño.

Y si no me mojo apenas, si parece que, en realidad, nunca llego a arriesgar del todo, es porque tengo miedo de mis decisiones, y prefiero que otros muevan ficha primero para yo actuar en consecuencia, contraatacar, siempre a posteriori, siempre después, siempre tarde, casi siempre mal.

Tengo miedo de vivir -de sentir- plenamente y -sin ir más lejos- ponerme a llorar en el vagón del tren escuchando una canción que me entristece, por miedo a perder el control.

De ahí salir, beber, el rollo de siempre, ¿no?

Si pierdo el control porque quiero perder el control, ¿puedo seguir hablando de perder el control? ¿O debería decir rechazar el control?

En uno de sus últimos poemas que escribió, Bukowski habla de un "pájaro azul" al que liberaba de tanto en tanto, al que deja salir y jugar y cantar, pero sólo cuando nadie les vea, cuando nadie lo sepa, cuando sea en extremo su secreto, y de nadie más. Es sumamente importante esa soledad, porque está expresando que tiene reparos a mostrar partes de sí mismo al mundo, que quiere mantener su intimidad, que quiere estar solo consigo mismo. Que aún tiene partes de sí mismo que aceptar. El pájaro como símbolo de sí mismo, de la más absoluta esencia de Bukowski, en concreto del fuero interno dentro de su fuero interno -el interior dentro del interior, el significado del significado-, de liberar su fuego y arder las demás cosas, lo que está en su exterior.

Ahora y siempre, las cosas son ínfimamente diferentes. Me sigo buscando y perdiendo en mi interior, sigo tomando las curvas equivocadas, los caminos incorrectos, las decisiones erróneas.

Lo cual tiene perfecto sentido con el extraño avance que tiene mi vida.

Viva hacer las cosas mal, que dije una vez.



[...]

Inner space.

martes, 15 de mayo de 2012

Mi sensación, al margen de mi realidad, es que voy justo de tiempo.

Con prisa, sin coger aire apenas, sin freno, sin alto, volviéndome loco, taquicardíaco atropellándose mientras todas las palabras que me rondan por dentro intentan convertirse en contenido del blog a la vez. Mientras escribo, a la vez repaso mentalmente la maleta para el viaje. ¿Lo llevo todo? ¿Me hace falta todo lo que llevo? ¿Usaré la puta cámara analógica a la que sólo le quedan carretes de blanco y negro? ¿Libreta de anillas o Moleskine? ¿Me llevo el Quijote o El Club de la Lucha?

Dios mío, si pusiera tanto ahínco para tantas otras cosas.

Un problema grave que me asalta últimamente es la dificultad de centrarme y concentrarme en una y solo una tarea a la vez. Trabajo mejor bajo presión, con una larga lista de cosas pendientes, por ridículo que parezca. Mi motivación parece ser la dificultad intrínseca de llevar a cabo todas las tareas más o menos simultáneamente, y no el hecho de terminarlas, porque parece que, con eso, se acaba la diversión.

Espontaneidad, teclear y gastar las letras y volar sentado en mi silla, viajando mentalmente en el tiempo, anclado por un momento en el más puro y perfecto de los presentes, ese que dura lo suficiente para congelarlo, escribirlo, describirlo, detallarlo, tallarlo, hacerlo mío, encerrarlo en esta entrada y brindarlo a mi ferviente público como ofrenda a un Dios severo y a la vez comprensivo, que acepta mis fallos, mi falta de "focus", mis paseos mentales por ninguna parte, mis idas y venidas al infierno -con sus puertas batientes- y que alza y realza y ensalza mis pocas virtudes, mis pocos momentos de brillo y sinceridad conmigo mismo, sobretodo aquí dentro, encerrado en mí mismo en un espacio fuera de mí (I'm on the outside looking inside).

Descubriéndome, levantándome el ala del sombrero a mí mismo, me guiño un ojo, me deseo buen viaje, me doy una palmadita en la espalda y cierro la puerta, por fuera.



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 5:

Foo Fighters - "Skin and bones"



[Entrada dedicada a mi hermanísima, que está desaparecida de mi vida y la echo mucho de menos. ¡Un beso enorme!]

El Palacio de la Luna, página 26.

jueves, 10 de mayo de 2012

El Palacio de la Luna, Paul Auster, extracto de la página 26.

"Pero la verdad era que yo no tenía el menor deseo de adaptarme. Si mis compañeros me colocaban la etiqueta de bicho raro, ése era su problema. Yo era el intelectual sublime, el futuro genio arisco y obstinado, el rebelde inconformista que se mantiene apartado de la manada [...].

Era una grotesca amalgama de timidez y arrogancia, y alternaba largos e incómodos silencios con furiosos ataques de verborrea. Cuando me daba la vena, pasaba noches enteras en los bares, fumando y bebiendo como si quisiera matarme [...].

Los dieciocho años es una edad terrible, y aunque yo iba por ahí convencido de que en cierto modo era más maduro que mis compañeros de clase, la verdad era que únicamente había encontrado una manera diferente de ser joven."


The Fucking Master, una vez más.



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 4:

Soft Machine - "Moon in June"

In a minute [5]

martes, 1 de mayo de 2012

Distintas habitaciones o celdas emmarcan mi actividad diaria, o inactividad habitual, según se mire, según donde me encuentre.

Mi actual localización en el trabajo tiene mote nuevo: "el cuarto de las ratas". De pequeño, a casi todos nos han vendido la moto amenazándonos con que nos iban a castigar llevándonos al cuarto de las ratas, y nosotros nunca preguntábamos de qué iba la cosa por miedo a las posibles respuestas. En mi caso, el que podría haber sido el cuarto de las ratas era el lavadero, donde lo único que tenemos es la lavadora y las cosas de la limpieza y tal, y aunque no haya visto una rata en mi casa en mi vida y aunque sea esta una habitacion en la que entra mucha luz, siempre me ha dado un poco de reparo, sobretodo porque solo se puede abrir desde fuera. No en balde una vez encerré a mi madre un rato ahí (No más de dos minutos, y luego abrí la puerta entre carcajadas). La cosa es que, una vez que tuvimos perro, dicha habitación quedó para él, por lo que ahora pasaba a ser "el cuarto del perro", sin connotación negativa alguna. Y así moría la leyenda de dicho cuarto en mi casa.

Todo esto viene, a parte del nuevo nombre de la sala de sirenas, a que estaba esta mañana en el autobús para Castelldefels, cuando se ha subido una madre con dos chicos pequeños, y después de instarles a que se agarraran a algo para no caerse, uno de ellos ha pulsado el botón de la rampa para las sillas de ruedas. En la siguiente parada, el conductor se ha girado a ver qué estaba pasando, ya que no veía silla alguna, y la madre se ha tenido que disculpar, a gritos, por el comportamiento del hijo, recriminándole, a su vez, que si volvía a hacer eso, el conductor le encerraría en el cuarto de las ratas.

Así que ya veis, el nacimiento de una leyenda ante mis ojos.

Y otra reflexión, el niño que se porta bien para que no le encierren allí versus yo que me encierro voluntariamente allí.

Y lo bien que me lo paso.



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 3:

Mastodon - "Colony of Birchmen"

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