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Basura mental [5]

martes, 31 de julio de 2012

Héme aquí, once again, en el cuarto de las ratas. Cada vez me siento más como en casa, aquí abajo. De hecho me paso más horas activas más aquí que en mi habitación. Aunque eso de activas es discutible, de acuerdo.

Cuanto más envejezco, más creo retroceder.

La mayor parte de mi desubicación mental es una especie de apatía hacia mi realidad. Me relaciono con mi inmediatez actuando en segundo plano, como si la vida fuera un videojuego y manejara a un personaje a través de un mando.

Me muevo en piloto automático, dejando campo libre a los vicios verbales que asumí tiempo ha y lejos de calcular las consecuencias me las encuentro sin aviso, como el que se topa con un muro a toda velocidad sin escapatoria ni tiempo a reaccionar.

A parte del daño y repercusión que todo eso tenga para mí, últimamente esto también está afectando a mi círculo personal, con serias consecuencias, haciendo que me plantee seriamente qué tengo en el cráneo, dónde está el engranaje que falla, qué mierda me pasa. Son tiempos de reflexión y derrota.

Cada vez me he situado más en mi propia órbita, como si los campos gravitatorios de dos planetas interfirieran entre sí, creando una órbita secreta y aleatoria, una contínua danza sin destino, perpetuo pasatiempo, pasaporte hacia ninguna parte. Estas cosas deben cambiar si quiero salir de esta de una pieza, ya que ahora me siento más como un puzzle de conflictos internos sin resolver, dudas existenciales, carencias sociales, odio contenido, violencia verbal y pánico, que no como un ser humano completo.

Lo dicho, estoy en una encrucijada mental y tengo mucho trabajo por delante. Profesional y personal.

Shadowboxin’.



Basura mental, vol. 5.

Indisciplina.

jueves, 26 de julio de 2012

Hoy no propongo una nueva entrega de basura mental, pero sí que presento una nueva canción de la compilación para poner los pelos de punta. Especial atención al chapman stick del señor Levin (el bajista).

Nota del autor: Después de un rato de pelearme con Blogger para subir el vídeo del youtube a la entrada, desisto. Encontrarán la pieza musical donde las pongo siempre, donde más molesta.



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 8:


King Crimson - "Indiscipline"



Basura mental [4]

miércoles, 25 de julio de 2012

Uno no puede huir de su propia naturaleza, por más que se fuerce a ello. Una actidud premeditada está abocada al fracaso, en tanto que al desgaste anímico, emocional y mental. Lo difícil de la naturaleza de cada uno no es ella en sí, lo que se hace difícil es encajar con los demás. Querer encajar con los demás, poner todo el empeño en limar los bordes y las esquinas para hacer que las piezas se aúnen las unas a las otras, desdibujándonos a veces.

Pero, ¿qué hay que ansíe alguien más que agradar a los demás, para que le digan cuánto les agrada uno a ellos, para que les diga cuánto les agradan ellos a uno?

Léanlo un para de veces, no tengan prisa, estaré aquí todo el día.

[Nota del que escribe: Ojo, que no estoy en absoluto de acuerdo con lo dicho hace dos frases, aún habiéndola escrito yo mismo, pero sé que en el fondo todo es cuestión de captar la atención, evocar lealtad y amistad duradera y real. Siéntanse libres de mostrarse en desacuerdo conmigo y háganme saber su opinión de todo esto.]

La verdad es que las personas se difuminan en compañía, pero es en compañía cuando aprendemos de nosotros mismos.

¿Cuántas cosas queremos saber de los demás, en realidad? Porque no tenemos por qué aceptar todo lo que contiene otra persona; ese descubrimiento puede ser de las cosas que más nos duelan, sobretodo si la idea inicial era la contraria.

Y si habíamos creado castillos en el aire, pues más aún.

Y si habíamos empezado a pensar en tales castillos como en parte del paisaje, como algo asumido y ya elemental del conjunto, nos encontramos ante una imagen nueva, que no sabemos del todo interpretar.

Llenar el vacío que uno se encuentra ante estas situaciones me ha llevado a tratar de taparlo de las más diversas maneras, desde salir a tomarse una, o dos, o tres, a encerrarse en uno mismo, a irse de viaje a ninguna parte, a razonar con la libreta de papel, en un parque desierto, a tontear con petacas de whisky.

Ya pueden ver que no llevo muy bien salir de mi ensimismamiento, las más de las veces.



Basura mental, vol. 4.

Basura mental [3]

martes, 24 de julio de 2012

Sin previo aviso, vida contemplativa.

Y observando niños jugando a la pelota mientras me tomo un café con hielo charlando con Sandra, relaciono unas cosas y otras.

Divago mientras mantengo una conversación. La charla trata de cómo uno debe ceder ante los demás, a veces. De que todos queremos sentirnos especiales, si no serlo. De cuánto de nosotros mismos tenemos que perder para hacer feliz a alguien, de cuánto han de perder los otros para llenarnos, y de qué sirve eso luego si no hay más que el presente, en todo momento. Hablamos de un método para identificar un problema psicológico concreto y darle tratamiento. Que no terapia. Esto son más bien unas jornadas intensivas de cuidados mentales. Vacaciones.

El objetivo de tal actividad es solventar un problema en concreto centrándose en la raíz. Pero ya lo dije ayer en otro post, replico, que en situaciones bajo control la vida es como un teatro, una representación inconsciente de nuestro consciente, y que sólo cuando dejamos de representar nuestro papel aparece nuestro yo verdadero, nuestra realidad y circunstancia, nuestros titubeos y miedos. Al improvisar sobre la marcha se producen los deslices y estos conllevan a los deslizamientos de tierras a gran escala, son la fuerza del motor que nos mueve hacia lugares a los que no queremos ir.

Al centrarse en las causas de los problemas, se resuelven los conflictos internos y a la larga se corrigen, dice la teoría.

Y así las cosas, divago decía pensando en mis carencias y en las actitudes que me son incómodas o que me gustaría cambiar, y pienso en la manera que tengo que dar la patada, como digo yo, tajantemente a las personas que me fallan, o con las que se crea un conflicto grave. Me planteo la causa de eso, y puede que acción y reacción sean la misma cosa a su vez, y que rechace por tener miedo a ser rechazado, que pegue la patada con tanta fuerza para convencerme de que puedo salir airoso de esa, por mis propios medios, como creo hacer siempre. Esto no tiene porqué ser cierto ya que, a fin de cuentas, me conozco más a mí mismo por mí mismo que por los demás, y mi propia percepción podría fallarme, y ser tan diferente mi realidad y la realidad como la imagen y el reflejo de un espejo.

Muchas cosas se dan la mano en esta reflexión, como mi guadaña verbal, mi letra puntiaguda y angulosa, mi mundo mental (mi nudo mental, también), el blog, los libros, mi arrogancia y mi soberbia, mi autosuficiencia y mi autodoctrina.

Eso último no se lo digo, pero lo escribo. No quería interrumpir la charla y de todas maneras, no sé hasta qué punto nada de lo anterior tiene algún sentido fuera de mi cabeza. También le he dicho que los pensamientos, al volverse palabras, adquieren un peso, se vuelven tangibles, reales, vivos, y que estamos tan acostumbrados a dar rienda suelta a nuestra mente que a veces al usar algunas de esas ideas en el mundo de fuera, esas ideas tienen una forma y un significado totalmente diferente. Es curioso ver cómo una misma cosa es a la vez tan parecida y tan diferente a sí misma. Esquizofrenia verbal.

Dice Sandra que escriba un libro o que empiece a llevarme una grabadora cuando salgamos a tomar un café. ¿Qué libro puedo escribir yo si cada vez que me siento aquí me dedico a desgranarme y diseccionarme cual autopsia en vida? ¿Grabadoras? ¿Es que nadie se da cuenta de las cosas que digo a veces?



Basura mental, vol. 3.

Basura mental [2]

lunes, 23 de julio de 2012

Perdiendo las horas perdidas y muertas en sorbos de café de máquina, de ninguna calidad, tan sólo un placebo para dejar pasar otros pocos minutos, antes de salir por piernas de este otro infierno, intermitente una tercera parte del día, casi todos los días.

Aceptando el paso del tiempo, pasos inabarcables, pero prácticamente despreciables al fijar en ellos plena atención. El tiempo es cambiante, según la percepción, las marchas a las que funciona nuestro cerebro y nuestra verdad secreta son inescrutables, cada vida un mundo, cada día una batalla.

Esperando, siempre esperando.

Las pocas veces que he intentado conscientemente salirme con la mía, no he tenido demasiado éxito. No soy una persona demasiado impulsiva para las cosas determinantes. Es sólo cuando me hallo ante situaciones donde puedo adoptar pleno y perfecto control donde me muestro tranquilo, confiado y preparado. Por el contrario,en arenas movedizas, en terreno poco firme, aparezco en estado de alerta, de precaución, un aura de misterio rodea mis pensamientos y los esconde, mis mecanismos mentales funcionan a pleno rendimiento, tratando de calcular todas las salidas posibles, pretendiendo calcular todas las bifurcaciones, el destino de todos los caminos, las consecuencias de todas las palabras. Me creo Deep Blue contra Kasparov, según parece. Debería aplicarme el test de Turing o la escala Voight Kampff y ver qué saco en claro.

Tal vez me sorprenda.

Mi antiguamente preciada empatía se gira en antipatía anti mi mismo. Puede que en realidad siempre hubiera sido asi, y que mi facilidad de ponerme en la situacion de los demás se deba a una incapacidad de tomar decisiones.

Feel like a Hamlet, podría decirse. Que, por cierto, es el próximo libro de la lista.

A ver si aprendo algo.

¿No?



Basura mental, vol. 2.

Basura mental [1]

domingo, 22 de julio de 2012

Después de pensar tres o cuatro veces qué explicar aquí, he decidido hacer lo que hago siempre, dejar que vayan saliendo ideas y analizarlas desde ahí.

Me sigue doliendo el pulgar, para quien ya sepa de qué hablo. Ni se me hinchó la mano tanto como yo esperaba ni me ha llegado a molestar como las otras veces que me ha pasado algo así, pero la señal es inequívoca, estoy reventando por algunas partes. Como esas ollas a presión de los dibujos, que empiezan a hincharse hasta que los tornillos y los remaches saltan, destrozando ventanas y rebotando por las paredes, haciendo que cunda el pánico. Han sido y están siendo unos días duros para mí.

Mi apatía, mi extraño-estar, mi inquietud y mis neuras están más presentes que nunca. Pocas veces he tenido que lidiar conmigo mismo en un estado tan raro y tan desganado. Sin ganas de nada, echándome en cara las ganas de nada, haciendo nada, durmiendo para no hacer nada.

Y nada me ayuda.

Me encuentro de lo más apartado de mis antiguos círculos sociales, y muchas veces, yo mismo lo elegí. ¿Hasta qué punto me ayuda decir y decirme las cosas como son? ¿Porqué tengo que ver las cosas de una manera personal, única e intransferible, que parece que nadie entienda? ¿Me he aislado tanto que ya no entiendo el comportamiento social? Es cierto que me paso la mayor parte del día encerrado en mi cabeza y mis ideas, y que ahí dentro todos pensamos que tenemos razón, y que al enfrentar unas posturas con las de otros alguien tiene que salir perdiendo, pero, EH, ¿dónde acaba todo esto?

Me he replanteado, durante estos últimos días. Mi yo completo, digo. No tengo nada que echarme un cara, por mucho que me empeñe en hacerlo. Estoy bastante contento con mis contradicciones y arrogancia e inteligencia y empatía y mi a veces síndrome de Asperger. He llegado cerca de líneas que prometí no cruzar, y me he sorprendido mirando por encima de las murallas que yo mismo construí, para ver qué se cuece.

Ponerse barreras a uno mismo para luego engañarse saltándoselas. Hacerme promesas a uno mismo que nunca se cumplirán. Dead ends, cul-de-sac, la mayoría de las vidas actuales. Por suerte o por desgracia encuentro algunas respuestas en algunas de las cosas que leo, y me hacen pensar que no todo parece estar perdido o no valer una mierda, aún cuando todo parece demostrarme lo contrario. A veces encuentro un par de frases por ahí que me dicen lo que necesito oír, y no sé si serán ciertas o no, pero en ese momento son lo más necesario, lo más puro, lo más sagrado, y las tomo por válidas, y me dejo influir.

Al margen de las anteriores e inconexas ideas, también me quedan unas pocas personas cerca. Cada vez menos, cada vez mejores. Aunque creo que con palabras no sería capaz de agradecerles lo que hacen por mí en mi cotidianidad, escribo este escueto agradecimiento para que sepan que no me olvido de ellos, y que las conversaciones próximas alrededor a tazas de café serán extenuantes, sobretodo para ellos, que tendrán que escucharme. Estoy ciertamente más perdido que nunca, pero esta vez creo que poco a poco le voy perdiendo el miedo a la palabras.



Basura mental, vol. 1.

Goodbye, Jon Lord.

lunes, 16 de julio de 2012

Ostia, tío.

El primer grupo de música que escuché con auténtica atención fue ACDC. Por insólito que parezca, en aquella época le gustaban más a mi hermano que a mí, y la verdad es que a él incluso le molestaba que yo les escuchara. Era algo que él tenía en común con mi padre y, en cierto modo, me estaba entrometiendo. Yo lo sabía, pero también estaba en la etapa de la vida de hacerle la vida imposible al hermano menor, una guerra sin cuartel ni fin ni reglas.

Es posible que aquellas primeras batallas dialécticas entre mi hermano y yo cincelaran mis respuestas. De pataletas y lágrimas a gritos cada vez argumentábamos más, a medida que crecíamos. Él se desvió a Limp Bizkit, yo me decidí por Iron Maiden y Deep Purple.

Deep Purple.

Gracias a ellos escogí mi primer mote (Blackmore) en honor al guitarrista de la banda. De los diversos recuerdos que tengo a mano de aquellas últimas tardes con mi padre, destaca sobremanera el disco en directo de 1974. Un disco con 5 canciones que grabé en mi cabeza absolutamente, entero, sin dejarme ni una nota, ni un solo detalle. Me entusiasmaba escuchar aquellos laberintos musicales, aparentemente erráticosdejando volar mi imaginación con un Walkman Sony, al volumen máximo, aún debilitando mis tímpanos. Otro de los discos que recuerdo claramente era el especial grabado con la orquestra filarmónica de Londres. Mi padre me lo prestó y nunca llegué a devolvérselo. No me arrepiento. Aún hoy me pregunto qué pensaba de mí mi profesora de música, con la que nunca me llevé bien, cuando le hablé de aquel disco. Tengo manos de pianista, me decía.

Por aquel entonces llegaron los vinilos grabados a cintas de casette. En mi casa encontré una interesante colección, y hasta hace poco no he sido capaz de apreciar todo lo que se guarda en ese cajón. Me pasaba tarde y tardes escuchando y regrabando aquellas cintas, haciendo combinaciones y mezclas, quedándome dormido con los cascos puestos. Si me concentro, añun puedo escuchar el "clac" de la cinta al llegar al final. Una pena no haber disfrutado más tiempo de aquellas obras de arte en miniatura, absolutamente personales, expresando en aquellas mezclas mucho más que en varios relatos, sintiendo escuchándolas muchísimo más que con cualquier otra cosa, por mucho que ahora sea más fácil.

Y es que me hago mayor, y a medida que yo lo hago, algunas grandes personas llegan al final de sus vidas.

Jon Lord, descanse en paz. Y gracias.



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 7:

Deep Purple - "You fool no one"



Wheels of confusion

lunes, 9 de julio de 2012

Título y tema más que apropiados para esta entrada.

Me he pasado un mes sin escribir... ¿haciendo qué? Ni yo mismo lo tengo claro, la verdad. Darle vueltas a todas las cosas, que es lo que hago siempre, perderme en pensamientos tumbado en la cama, con los pies en el cabezal, con la vista a ratos fija en el techo y a otro en los dibujos y formas que hacen las cortinas y la luz de las farolas, a través de las rendijas de las persianas, y cuando me quiero dar cuenta llevo así ya un par de horas, y al día siguiente necesitaré algún café extra para ser persona y rendir en un ambiente laboral que me creo y que a veces yo creo hostil.

Dicho esto, sigo, acomodo más ideas de mierda en frases y así las quito de mi immediatez, me desquito de esta angoixa que me atrapa últimamente, sin rumbo fijo, sin meta.

Si me paro, me ahogo, si me paro, releo y no escribo, me caigo, así que no pienso y cojo la entrada y el puto blog por los cuernos, que demasiado tiempo lleva ocioso y sin darme qué pensar, y eso me afecta en mi realidad immediata y me resta efusividad, me quita energía, me robo la vida, me pierdo en un laberinto auténtico y falso, complejidad máxima al no haber salida, y habiéndome perdido innumerables veces, lo seguiré haciendo, porque es mi sino, es mi gloria, es mi camino.

¿Eh? Buena pregunta. Divago y me relajo y me fundo a la vez, aquí, ahora y siempre. Lo mejor del mundo es dejar a un lado la procastinación y ponerse las pilas. Lo mejor del mundo es sentarse sin ducharse a escribir, porque la mugre de las manos ayudar a sacarse uno de encima la mugre mental y a esculpir otra entrada loca, cual escrita en los márgenes de una servilleta de bar de carretera, en un viaje intenso, perverso, nocturno, pleno.

Listas y listas y listas de cosas y libros y pelis y lugares que hacer, leer, ver o visitar, y ¡si supieras cuántas están escritas desde hace años, sin que parezca nunca que vayan a tacharse todos sus elementos! Siempre antepongo otros a éstos, y siempre me quedan cosas por hacer, y siempre tengo miedo de no darme tiempo a poder completarlo. La última vez que fui a por libros (H lo sabe) hubo un momento de duda, de brillo, de euforia total y alucinación instantánea, un pequeño nirvana me paró un instante y me hizo reflexionar sobre cuántas de esas fantásticas historias que quiero leer algún día se quedarán en el tintero y tendrán que esperar, a otro tiempo, otra vida, otro momento donde pueda dedicarles su merecida atención. Y si supieras, amigo, lo acertado del título de P.K.Dick "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" no te reirías ni pensarías "menuda payasada" sino que de entrada te pararías un segundo y tratarías de averiguar algún indicio del significado, alguna manera de entrever el contenido del libro en el título, y sorprenderte luego con el resultado, en contraste a la realidad.

Y apreciarías también, el misterio que condujo y conduce a Paul Auster a jugar y experimentar con el azar, y con la verdad, y con su realidad y la que él se imagina, y crear remolinos con forma de historias que te atrapan y nunca te soltarán, os convertiréis parte el uno del otro, lo quieras o no.

Y ¿Bukowski? Maldita sea, si sabes algo de él seguro que es lo típico, lo más flagrante, lo más polémico de él, y no habrás podido apreciar la capacidad de lucha y supervivencia que impregnó cada uno de sus días, y lo absolutamente ido y jodido que estaba. Tú, por si acaso, hazle caso a su epitafio, "Don't try" y sigue a lo tuyo.

¿Cómo he acabado yo aquí? Me pregunto ahora, como si me hubiera despertado en casa ajena con resaca asesina, cicatrices nuevas y manchado de sangre que no es mía.

Pues acabo así por dejarme un mes sin soltar un poco de aire.

Y la culpa es totalmente mía.



Ala, a cuidarse.



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 6:

Black Sabbath - "Wheels of confusion"



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