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Entrada sin título [1]

domingo, 18 de noviembre de 2012

Respuestas a comentarios:

1.-Un poco de fe, maldita sea, un poco de fe.

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Ya sé porqué me explico tan mal cuando intento explicar algo. Tengo tantas cosas en la cabeza que apenas tienen sitio, y cuando hablo intento ponerlas todas en orden a la vez. Lo intento, ¿eh? Hago increíbles esfuerzos por mejorar la calidad de mi comunicación, pero entre los detalles, mis impresiones, los comentarios, las digresiones, las rectificaciones, la historia paralelas sacadas prácticamente de universos paralelos, la gracia que me hace mi propio humor, los tragos a la cerveza que me tomo mientras explico lo que sea y las circunstancias que rodean tal explicación hacen que el interés que pueda suscitar la historia que cuento pase a ser concentración para recordar la pregunta inicial, y luego el proceso de cómo hemos llegado aquí.

No sé explicarme, doctor.

Y así paso el domingo, tratanto de explicar que no sé explicarme, ¿captan la sutileza?

La próxima vez que esté explicando algo, traten de hacer que me concentre. Y si no, disfruten del espéctaculo, que la mitad de las veces improviso sobre la marcha, y nunca cuento la misma historia dos veces, porque siempre le pongo otros matices.

Y así se crea uno un multiverso particular en un momento.


 Canciones para poner los pelos de punta, volumen 11:

Manta Ray - "Mi dios mentira"

Basura mental [11]

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Antes de nada, inauguro sección. Algo que no sé cómo es que nunca se me ocurrió hacer antes, la verdad. Que con tres años de blog me plantee esto ahora...

Respuestas a comentarios:

1.- Hermana, mi día a día no es más que una serie de claroscuros. En un borrador de una entrada aparece el término "personalidad doble" (que no múltiple) haciendo referencia a esos cambios de humor que llevo a cabo de manera incesante durante un mismo día. Prometo dejárselo leer.

2.- Ya me cansaré.
No acabo de entender de que me voy a acabar cansando, puesto que estoy cansado y hastiado de una cadena de elementos con incontables eslabones, pero agradezco el comentario. Añada más información la próxima vez, ¿quiere?

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No quiero dar la chapa sobre mi reciente y creciente espesez mental, pero últimamente estoy de lo más disperso. Mi capacidad de atención adquiere tintes ególatras y, fuera de mí, no encuentro estímulos para enfocar mi vista y dejar de pensar un momento. Estaba pensando, decía, pero ahora que me paro a pensar en qué pensaba, no soy capaz de discernir en qué.

Esto empieza a írseme de las manos pero creo que, antes de hacerme películas mentales,(¡antes, dice!) daré por hecho que esto no es más que un devastador efecto secundario del síndrome postvacacional. He estado unos días por ahí, haciendo maldades, tomando cosas malas, fumando alguna buena mierda y durmiendo a deshora, a destiempo y de mala manera.

Por otro lado... el trabajo está anclado en una situación estúpida, y lo que debería haber sido un mes de trabajo duro y pasar a otra cosa, se está convirtiendo en el trabajo de toda una temporada. Y estoy harto de quejarme, y tan harto que parece que mis críticas ya sólo hacen mella en mí. Qué poder tienen las palabras, que hasta se giran en contra de uno de tanto repetir los mismos mantras, volviendo más poderoso al enemigo al que en sus primeros días hacían frente, dejándome sin armas con las que enfrentarme a mí cotidianeidad, aparte de un silencio que casi hasta se puede tocar y una serie de increíbles habladurías y voces en mi cabeza que me impiden hacer caso a lo que me dicen.

Así que, mi determinación es la siguiente: Tratar de dar mínima importancia a lo que tengo que hacer, y tratar de descubrir qué es lo qué quiero hacer. Lean esta entrada para más información. Si deciden leerla, hagánme el favor de hacerlo un par de veces, y traten de entender que intento hacer que se identifiquen en mis dudas personales y en mis ecuaciones mentales.

Voy actualizando, vayan comentando.



Basura mental, vol 11.

Hijo versus Padre [3]

lunes, 5 de noviembre de 2012

Y así fue como, después de una burrada de entradas y de palabras dichas y por decir, me convertí en un alter ego de mi expadre. De tal palo tal astilla, se dice, y ahora mis paranoias, mis movidas mentales, como oigo por ahí, me carcomen y me destruyen. Nada que temer, nada a lo que no me haya enfrentado antes. Si algo puede destruirme, sólo soy yo mismo.

Soy hormigón armado, soy Furia, soy Destrucción.

Durante todo mi tiempo he batallado y he luchado creyendo que era por los míos y por mi bando, y en realidad estaba solo, y sólo por mí luchaba. En mi isla mental, mi catarsis llega y me oprime el pecho, el catalizador de todo es tu partida, tu última derrota. Cae, una vez más, sin descanso, sin mesura, sin piedad, la guadaña dibuja de nuevo su curso y pone fin a muchas cosas a su vez, y el monstruo que llevaba en mí tiempo dormido aparece y reaparece, me hace gritar y volverme loco algunas noches, me lleva por oscuros senderos, me lleva de nuevo por oscuros caminos.

Distingo a veces a mi monstruo haciéndome hacer destrozos y daño, sólo consiguiendo hacerme daño yo sólo, rompiéndome el cuerpo mientras mi mente se agrieta y en mi alma se reabren las viejas muescas y cicatrices cerradas.

Me reencuentro y me veo de nuevo, más viejo, más adulto, com más muebles y más pájaros en la cabeza, con una copa de vino en la mano y un libro en la otra, tratando de centrar mi atención, tratando de retomar algún inconcluso proyecto de esos que se empiezan con la mejor voluntad y acaban en el cajón de cosas por hacer, donde tanta buena voluntad yace. Decía Gengis Khan "El verdadero mérito de una obra es llevarla hasta el final", y desde el momento en el que yo mismo me tuve que exigir el pago de mis cuentas empecé a dejar de lado los finales, y me atenía a las consecuencias, por que yo era juez y parte, y tenía razón hasta cuando pensaba que no tenía razón.

Así que, en definitiva, me enseñé a tener razón y a aprender de la mejor manera que supe. Equivocáncome, aprendiendo de los errores, errando.

Mi lista de fallos es larga, tediosa y variada.

La cantidad de cosas que he hecho mal me abruma y muchas veces me supera.

Que pasa el tiempo, pero es cíclico. Que pasa la vida, y se acaba terminando. Y nos creemos inmortales, y lo somos sólo un tiempo. La historia se repite a sí misma, sobretodo lo dice la gente que no aprende. Y yo puedo haber aprendido muchas cosas en mi vida, pero siempre me costó aprender a aprender, no sé si me explico.

Vuelvo a perderme de vista. He pasado unos días de locura y esparcimiento, lo he pasado bien, pero descubro que tengo los mismos problemas de siempre. Y yo creyéndome rehabilitado y crecido.

Recuperando la adolescencia perdida, los años dejados de lado creciendo a destiempo, descontrolándome mato el tiempo.

Me canso de oírme.

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