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Miedo y asco en Holanda [1.3]

domingo, 26 de junio de 2011

Héme aquí una vez más. en el Baix Llobregat de mis amores, recalculando cual GPS el contenido de mis días en tierras noreuropeas.

Miércoles 23 de junio, día de revetlla, nos vamos por la tarde a Antwerpen (Amberes, Bélgica) después de mucho insistir. Pizzas en restaurantes italianos belgas con camareros españoles, que recomendaban y hacían reclamo con el hecho de que el pan y la mantequilla para untar eran gratis. Unos maestros de la negociación y el engaño, a todas luces. Uno de ellos incluso intentó obsequiarme con un paraguas del Atlético de Madrid, que baje Dios y lo vea. Conseguir chocolatinas belgas, ver rabinos de los de verdad por la calle, hacernos fotos junto a estatuas con manos en sus manos y volver a Eindhoven, a hacernos unos cócteles para celebrar San Juan, que en Holanda no hay costumbre.

San Juan. Despierto en este día sin resaca, años ha que no me pasaba esto, de verdad, desayunamos fuerte y salimos rumbo al parque de Hoge Veluwe, en el que alquilamos unas bicis, visitamos un museo de ciencias naturales para reírnos de los experimentos, hicimos miles de fotos, vimos un desierto en pleno prado, con árboles muertos incluso. Pasamos en el parque unas 5 horas, en las que vimos llover, salir el Sol, nublarse, volver a llover, nublarse, entresalir el Sol, llover torrencialmente y con agua fría del demonio, etc, etc. Las estaciones del año en una tarde. También nos comimos cada uno un broodje, que es lo que se llama "sushi holandés", particularmente recomendable. Subimos a Kinderdijk, ciudad de estampas, postales y molinos, parada obligada del recorrido, y finalmente llegamos a Rotterdam, ciudad en la que casualmente las tiendas permanecían abiertas hasta las 11 de la noche (señalar aquí que las tiendas, entre semana, cierran a las 6 de la tarde) así que finalmente pude conseguir otro libro en inglés de Kerouac para mi colección, testigo ésta de mis viajes. Cenamos en un chino en el que cenaban chinos (señal positiva donde las haya) 3 personas, un plato cada uno más bebida por 48 euros. Tutupá. Al menos era un arroz digno de degustar...

Último día, despertares en Rotterdam, deseando salir de esta ciudad gris, camino a Delft, donde se aparca el coche al lado del canal, y teniendo poco cuidado el vehículo puede tener que ser remolcado por grúas, no hay ningún tope o indicativo de la distancia del coche al vacío, así que es una maniobra harto arriesgada, ciertamente. En este pueblo, además de encontrar galletas sorprendentes, y además también de ser un Ámsterdam en miniatura, suenan las campanas sin descanso por algo así como un cuarto de hora en la plaza principal. Pero no son unas campanadas aburridas y sin ritmo, nada más lejos de la realidad, tienen melodía y ritmo, y a los 5 minutos estás deseando cortar la cuerda de las campanas con un machete de los que sirven para avanzar por la selva virgen. Bajamos a Maastricht, que es de donde saldrá nuestro vuelo de vuelta, comemos en un americano y nos damos una vuelta por las calles peatonales, pequeñas y similares a las de Sitges, en muchos detalles. Nos faltan 3 horas para el vuelo, nos aburrimos, y decidimos bajar a Aachen, Alemania, que está aquí al lado. Nos encontramos iglesias colosales, oímos conciertos y nos encontramos un concierto de Amnistía Internacional y descubro que me apetece mucho hacer el kinky, salir de conciertos y de cervezas, pillar la taja, echar unas risas, verme algunas pelis absurdas, leer libros con narrativa tipo baix llobregat, pintar paredes y hacer plantillas, tatuarme, hacerme otro piercing, trasnochar, coger la bici, volver a casa, volver a empezar.





Fin.

Miedo y Asco en Holanda [1.2]

miércoles, 22 de junio de 2011

Todo el día en Eindhoven con Montse, una compañera del curro, de la planta holandesa. Vive aquí desde hace 22 años y nos ha acompañado por la ciudad contándonos un montón de cosas y respondiendo a todas nuestras preguntas con paciencia. A remarcar en este preciso momento que a) acabo de ducharme; b) me estoy tomando un té (Engelse Melange tea blend, Melange, como en Dune); c) me estoy comiendo unas galletas con miel con las que se te puede ir la olla; y d) mañana madrugo y estoy cansado.
A parte de cosas curiosas de este país, hemos estado hablando de muchas otras cosas, desde la clasificación educacional del país, donde con 12 años te examinan para analizar tus capacidades y mandarte camino del andamio o camino de la Universidad, donde se cobran impuestos hasta por hacer horas extra, (unbelievable!) y también hemos estado hablando de las amistades, que es donde quería llegar.
Comparábamos la vida social de Holanda con España, y opinábamos que en España la cosa está mejor, la gente es de otra pasta, que se dice. Pero Montse nos dice que ella tiene amistad (llámale amistad, relación, contacto, cariño, etc.) con tres o cuatro personas o matrimonios, y que conoce gente en España que se encuentra en similar situación.
No me preguntaré cómo es posible que la gente se abandone tanto la una a la otra y que tantos seres extraordinarios desaparezcan de nuestra cotidianeidad porque es una pregunta sin respuesta (y no hay respuesta más honesta, calcula esta resta- dice Lírico), simplemente es para lamentarse, aunque no es menos verdad que yo también he dejado de lado a mucha gente, mucha más de la que me hubiera gustado, pero ¿qué es la vida sino cambio? Como en el libro de "La naranja mecánica" de Anthony Burguess, la evolución es el verdadero cambio, no como en la película, que cierra con ese último giro argumental fuerte y llamativo. De ahí que Kubrick y Burguess no acabaran muy colegas. Bueno, que me subo a la parra, pues eso, es inevitable que las cosas difieran de nuestros deseos, de lo que pensamos y queremos, de lo que pensamos y creemos, y también es inevitable no poder controlar las situaciones que nos acompañan ni las gentes que se cruzan en nuestro camino (Soy yo y mi circunstancia- Ortega y Gasset VS No creo en circunstancias, creo oportunidades- Bruce Lee).
Es en verdad una lástima no tener tiempo de poder vivirlo todo.
También lo es tener que dejar de lado algunas cosas o personas para atender a otras.
Y es triste echar a Personas (con mayúsculas) de nuestro camino.
Aunque a veces sea lo mejor. O pensemos que así sea. Never sure.


(No sé cómo he acabado redactando esto, una cosa me ha llevado a la otra. En fin, mañana seguiré.)

Un abrazo.

Miedo y Asco en Holanda [1.1]

martes, 21 de junio de 2011

Nou hier ben ik, que dirían los holandeses. Weert, ciudad de 48405 habitantes, si fa no fa, que decimos los catalanes. Pintoresca cuanto menos, silenciosa, solitaria pasadas las 7, luminosa en esta época del año hasta pasadas las 10 de la noche, pequeñina y vistosa.
Escribo desde el hotel que nos paga la empresa, a 10 minutos del curro de aquí. No está nada mal esto, la verdad, podría acostumbrarme fácilmente. Para nada en invierno, soy lo más friolero que ha parido madre, pero si hiciera un clima un poco benévolo en ese sentido estaría bien. De todas formas, pasarse por esta zona una semana o así, haciéndose uno al horario local, paseando en bici, haciendo fotos tranquilamente, quejándose de lo flojo que está el café y escribiendo de tanto en tanto puede resultar reconfortante, a ciencia cierta.
Intentaré aprovechar el tiempo libre que tengo (después de trabajar y explorar la zona) para escribir algo y ponerme las pilas para la Antología del cursillo (detalles en próximas entradas) y para dormir lo que pueda, porque menudas camas. Madre mía las camas del hotel. Es curioso porque ayer no toqué la cama hasta que me fui a dormir, pasadas las 12, y la mejor expresión que se me ocurre para definir mi impresión fue la de hundirme en el colchón. Cual sobredosis en Trainspotting, literalmente. Además, por un capricho divino, dispongo de tres camas (escrito con letras para que no creáis que he puesto un número equivocado), Dios sabrá porqué.
Problemas y obstáculos y cosas del curro a parte, ayer visitamos el centro de Weert y esta tarde la ciudad de Roermond. No voy a engañar a nadie, a la hora que plegamos tampoco es que haya gran cosa para hacer, pero lo bueno es que aún queda bastante luz para pasear un rato o algo del estilo. Para quien pregunte, la cerveza está como en Alemania, floja por definición, a no ser que pidas alguna que ya conozcas. La comida es bastante cara, pero no está nada mal. El porqué de los precios de los restaurantes: Según nos cuentan por aquí (demos paso al enviado especial a Eindhoven) se debe a que el calvinismo tiene bastante influencia en la personalidad de la población autóctona, por lo que, hablando para el pueblo, está gente no son de gastar, al menos en lo que a comer se refiere. De ahí que salir a comer por ahí valga lo que valga. No es menos cierto que para el turista es una faena, porque pasar unos días por aquí puede llegar a salir bastante caro, pero eso depende del paladar de cada uno y de la tolerancia a la comida rápida.
Intentaré engañar al colega para bajar a Amberes, que me gustaría mucho, y a Delft. Él quiere ir a Köln, Alemania, y todo depende de las distancias, de unos 100 kilómetros para arriba.
Y... de momento nada que añadir, ya digo que llevo aquí un par de días, me quedan cuatro días por estas tierras, y mucho que ver, ya iré comentando.
Ah sí, que se me olvidaba, las mujeres no son despampanantes ni guapísimas, pero irradian sonrisas y confianza, así que compensa.

Cuídenseme.

Timeskip.

miércoles, 15 de junio de 2011

Parece mentira que hace tanto despotricara de mi entonces nuevo trabajo, en el que tendría que permanecer 2 años hasta conseguir plaza de indefinido, con las mejoras contractuales pertinentes. Pues bien, no sólo he llegado ahí después de palos y barrancos, si no que además, la empresa me manda una semana a Eindhoven, para completar un envío en una de las fábricas. La tarea en sí es algo de lo más sencillo, y además sólo tengo que trabajar 4 días. El resto de la semana me quedo en Holanda de turismo, bicicleteo, porros tal vez, y sobretodo, a experimentar con la vida y ver cosas nuevas.

Parece mentira que hace dos años hablara de novatadas y ahora sea yo el que putea, ralla, y mosquea a los chavales que entran de prácticas, ya sea para quedarse o de pasada. Es curioso la fama que tengo en el curro, el carisma del que uno se percata tanto tiempo después, la fuerza que no creemos tener pero que cada día demostramos que tenemos, ya sea para unas cosas u otras.

Es fantástico pensar que, en realidad, nada tiene demasiada importancia, por mucha que le demos.


¡Y además no hago más que viajar!


Listenin': "The Letter" - PJ Harvey

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