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Random Truth [6]

lunes, 15 de abril de 2013

Verdad Aleatoria #6:

Soy un revólver. (En concreto un Remington modelo 29 de Smith & Wesson, y disparo balas de calibre Mágnum .357)

La frase completa es: Soy un revólver. Si es necesario te pegaré un tiro. Si puedes devolvérmelo y dispararme tú otro, yo aún tendré cinco balas más esperándote.

Esta Verdad Aleatoria es más personal que colectiva, pero sigue siendo Verdad, y sigue sonando igualmente Aleatoria (aunque absolutamente precisa).

Soy un arma de destrucción, pero a nivel verbal. Hace mucho tiempo descubrí que las palabras igual podían herirme que salvarme, que tenían dos y tres y cuatro filos, según los significados aplicables, y que eran algo que había que aprender a usar inmediatamente. Hace tiempo quiere decir, aproximadamente, cuando empecé a tener conciencia (que no conocimiento).

Conseguí adecuarme prácticamente a toda situación, y más o menos para todo tenía una escapatoria o una manera de escaparme. Podía devolver con palabras los golpes que no podía responder con los puños, y sabía que en el fondo duele más una humillación que un puñetazo. La herida se cura, el orgullo y la dignidad sangran por siempre.

El problema vino cuando no supe parar, cuando para todo tenía (y tengo) una respuesta, cuando se activa ese resorte verbal como medio de autodefensa, incluso cuando no hay nada de lo que defenderse, y por lo tanto se ataca a lo que no es y no debería ser un objetivo. Es decir, cuando respondes mal y a destiempo a los amigos y a los desconocidos entrañables.

Por otro lado, no siempre sé qué decir, aunque sepa tan bien responder, y las discusiones largas normalmente las pierdo, o me atrapo en argumentaciones raras en las que acabo perdiendo de vista la idea inicial. Ya les he dicho en otras ocasiones que cuando me pongo a hablar no sé a dónde voy a parar. Escribiendo es igual, pero como puedo releer lo escrito, suelo recuperar el hilo.

Así que les pido que tengan paciencia, que hago lo que puedo, que intento corregirme.

Random Truth [5]

jueves, 11 de abril de 2013

Verdad Aleatoria #5:


Saber un poco de todo es la forma más sutil de no saber de nada.

Puede usted ser la persona con más idea, talento, creatividad, arrojo, agallas, entereza, fortaleza y fuerza de una empresa que, si no tiene un Título, va a ver sus geniales tareas y opiniones pisoteadas y vapuleadas por doquier. La única manera de solventar eso es llegar al punto en el que la antigüedad en una posición les dé credibilidad, pero para llegar a ese estadio antes tendrán que haber sido ninguneados infinidad de veces, y para cuando lleguen de lo último que tendrán ganas es de involucrarse más en algo que ya de por sí aborrecen.

No entiendo a la gente que dice disfrutar de su trabajo. De veras lo digo. Es absolutamente cierto que existe gente con tal suerte, pero son casos contados, con empleos inimaginables para el resto de los mortales. Por norma general, los seres humanos estándar tenemos que batallar en empleos que no nos gustan, luchando por sobrevivir 8 horas encerrados en un edificio lleno de luz artificial, caras iguales y sin personalidad por todos lados, entre otros hándicaps, y eso si tenemos suerte de tener empleo que, estando como está la cosa, tener mala suerte ya es tener mejor suerte que algunos (que muchos), vive Dios.

Y después de las 8 horas de lucha a muerte contra el propio código ético de cada uno, apartando de la vista los principios con los que tanto dimos la vara en nuestra adolescencia y de los que tanto nos enorgullecimos en su día, dejándolos a un lado como una rueda pinchada que necesita recambio, como los hijos que se quedan huérfanos por un padre que se fue a por tabaco y nunca volvió, como esas películas y libros que son prestados y nunca devueltos, esperando volver a su estantería de origen algún dia, antes del fin de los tiempos, aún tenemos que salir y enfrentarnos al mundo exterior, a pagar el alquiler, a discutir con la familia, amigos, novia de turno, a emborracharnos, a pagar las facturas, a aprender Inglés, a sacarnos graduados nocturnos, a hacer la compra, a cocinar, a drogarnos, a leer, a vivir.

Dios mío, pero quién coño va a valorar su vida con unos horarios así.

Quién coño puede disfrutar de su vida teniendo en mente tantas y tantas horas de trabajo inútil, que a la larga nada reportan a uno excepto la sensación de que ha vendido sus ideales por unos principios a los que siempre se opuso, y tantos y tantos años de deslomarse y dejarse la vista delante de un ordenador, o de sufrir del síndrome del túnel carpiano a todas horas, venga a redactar documentos que no pueden decir menos, aún teniendo más palabras.

Y ¿yo? Sí, sigo en este trabajo de mierda, pero al menos digo las cosas como las pienso, y sigo sin saber porqué nadie me ha tachado de niñato y de defensor de causas perdidas. Tal vez sea una especie de Winston (1984) y el Gran Hermano esté confabulando contra mí, negando reacción alguna a mis opiniones, haciendo de ellas palabras vacías y baldías, esperando a que me canse de quejarme, esperando a que me convierta en uno de ellos.

Random Truth [4]

lunes, 8 de abril de 2013

Eso que estoy buscando piso, y voy comprobando las diferentes calles en las que se sitúan los pisos que me interesan para comprobar qué puedo encontrar por la zona, utilizando Google Street View (a partir de ahora, GSV).

Hasta aquí, bien.

Uno de los pisos que descarté era un primero, encima del “Casal Popular de Gràcia”. Imaginé por un momento qué sentiría alguien que viviera en el piso superior de Los Timbres, con sus fiestas alternativas, sus maratones de cerveza adulterada (con drogas de pésima calidad, y encima sin avisar de las vitaminas extra), sus ríos de orín matando a la flora autóctona e impregnado el ambiente de ese olor ácido y acre del bebedor profesional, amén de dejarlo todo lleno de barro, sus conciertos y sus actividades diversas, y recuerdo que he tenido grandes momentos de diversión ahí dentro, pero también pienso que no me gustaría vivir encima de ellos si no me dejaran vivir, precisamente. Así que descarté el piso.

Les recuerdo que todo esto eran suposiciones mías.

De paseo por Gràcia encontré la calle en la que, según GSV, se establecían el piso en alquiler y el casal en cuestión… Y no estaban ahí. Las fotos no correspondían con la realidad. El casal se sitúa en la calle paralela a la del piso, por lo que ninguna de las suposiciones de hace dos párrafos tendría por qué afectarme, en caso de que tales actividades se llevaran a cabo allí, siempre y cuando me quedara el piso.

La explicación a esta historia es que GSV muestra las mismas imágenes para dos calles paralelas de Barcelona, y que si usted no se las conoce, no sabrá apreciar el error, a no ser que le dé por buscar ambas, lo cual no sería muy usual.

¿Qué hemos aprendido de todo esto?


Verdad Aleatoria #4:

No fiarse de Google Street View a la hora de buscar piso.

Random Truth [3]

jueves, 4 de abril de 2013

Respuestas a comentarios:

 1.- Espero que se me ocurran más y mejores, los seriales de entradas en el blog nunca llegan demasiado lejos, las más de las veces.

Merci por el apoyo. (=

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Verdad Aleatoria #3:

Buscar “Verdad Aleatoria” en Google no sirve para coger ideas. En absoluto.

Esta mañana, intentando salir de la cama (por poco no lo consigo) estaba escuchando la radio, Radio 3 para ser exactos. De hecho, no la estaba escuchando, tenía la radio puesta mientras me debatía entre los pros y los contras de desperezarme y salir de las sábanas o coger el autobús tarde, a sabiendas de que llegaría mal de hora. Cual es mi sorpresa cuando, estando mi cabeza ocupada en estas mierdas, mi subconsciente se activa y me avisa de que está pasando algo a lo que debo prestar mi plena atención - cual sentido arácnido -y me encuentro con "Iron Man" de Black Sabbath, en versión nana. No bromeo, versión nana estilo xilófono, irreconocible para el oído inexperto. Importantísima la relación que tengo con esa canción.  Véase esta entrada para más información.

Fantástica manera de empezar el día.

El día que tenga un hijo (¿¿se imaginan??) crecerá escuchando Black Sabbath (no importa la opinión de la madre en esto), (los primeros discos, tranquilos) entre un montón de grupos de esos que hablan de la Verdad, de los que les iré pasando nombres en sucesivas entradas.


De propina, el vídeo más tonto (relacionado con la canción) que he encontrado en Internet. Regreso al Futuro (parte 1 incluida) tenía mejores rayos...




http://www.youtube.com/watch?v=fPoomwdNZeY

Random Truth [2]

miércoles, 3 de abril de 2013

Verdad Aleatoria #2:

Cuando tu jefe te dice que agradece tu honestidad, es que te has pasado cinco pueblos.


Y es que es mejor morderse la lengua y envenenarse con la ponzoña propia - el que pueda, con tal de evitar salpicarse de mierda por las consecuencias de las palabras que, repito, puedan evitarse decir - que decir algo que nos pueda traer infortunio, mala suerte, atentados contra la propia persona, vilipendiadas, malas jugadas, trampas, rencillas, golpes y quebraderos de cabeza.

Dicho esto, también es verdad que el gusto con el que uno dispensa esa clase de frases que camuflan improperios - insultar like a sir, si quieren - es la ostia de grande. Lo bien que se queda uno al decir una frase dolorosa para el oyente, sobretodo cuando ese oyente resulta ser el superior inmediato, es algo que, verdaderamente, no tiene precio. Que luego ya veremos lo que pasa, pero teniendo en cuenta que la vida es corta, la felicidad volátil y que estas oportunidades escasean, démosles duro. Aprovechemos ahora que somos jóvenes y tenemos los medios y las agallas de hacer las cosas mal para quedarnos a gusto, para ser auténticos en los ámbitos en que deberíamos ser más frugales y, sobretodo, SOBRETODO, no nos mordamos la lengua jamás.

Me arrepentiré después de hacerlo, que dice esta canción:

Canciones que hablan de la Verdad, volumen 1:

"Soy una bomba" - Los Ginkas

http://youtu.be/ejQyflk338o?t=19s

Random Truth [1]

martes, 2 de abril de 2013

Los findes se diluyen en vasos de cerveza, igual que la espuma del vaso, que va desapareciendo a medida que se manchan los labios, rastros de una realidad alcohólica de la que no se es consciente hasta que se hace demasiado tarde, hasta que no queda ya ni transporte público nocturno que lleve a casa, obligado a andar hasta la cama, a atravesar las sombras de las calles y las sombras de la mente, todos aquellos aspectos de la realidad rehuidos y escondidos reaparecen y toman posición de conquista, al menos por un tiempo. Las patadas a las farolas y el tumbar containers ya no son alivio duradero, acostumbrado ahora al sonido que hacen al chocar contra el asfalto, insensible ahora al vandalismo causado sin motivo aparente, sin solución posible, ni dios mediante.

El camino a casa es largo, aunque siempre es el mismo. Y, a la vez, nunca es el mismo. Nunca es el mismo el que el mismo camino recorre, también. Los demonios personales aparecen en soledad, y en soledad escribo; no hay otro modo.

Hace poco, fumando con un colega, me dio por compartir un pensamiento que tuve de camino al bar. Pensaba en la fugacidad de la vida, en lo que cambian y a la vez no cambian las cosas y las personas, cómo nos afectamos unos a otros, cómo nos afectamos a nosotros mismos, qué nos limita, cómo nos limitamos, qué pasa si quitamos los límites, si vivimos al máximo. Pensaba en todo esto porque muchas cosas se están moviendo en mi realidad inmediata, fuera totalmente de mi control, y aún así no dejan de ser más o menos lo de siempre. ¿Dónde está el cambio, entonces? ¿Puede ser tan nimio que marque una diferencia suficiente pero exigua para marcar un verdadero antes y después? ¿Cómo se justifica el cambio de situación, pues?

Pues me da por compartir más o menos esto con el colega, y este me mira, no me dice nada y sigue fumando, y yo no sé si su silencio es la mejor respuesta, o si no me he explicado bien o si ni siquiera me estaba prestando atención, o si ya va hasta el culo de THC, que era probable, en el plan de noche que llevábamos. Paso tanto tiempo en mi espacio mental privado que temo estar perdiendo la capacidad de comunicación, al menos en cierto grado. En mi cabeza, las frases se estructuran de una forma concreta, y las imágenes tienen más fuerza que las palabras, en la mayor parte de los casos. Esto es verdaderamente frustrante; nunca consigo expresar totalmente la misma impresión que yo obtuve de algo en concreto, y no hago llegar a los demás lo que pretendo.

Mostrar, no explicar, decían en Relato.

Por otro lado, me di cuenta de lo mucho que he echado de menos escribir este mes. No era consciente de la auténtica falta que me hace expresarme, aunque sea conmigo mismo y con los pocos que se leen el blog, aunque últimamente todos los comentarios sólo sean Spam en Inglés, surgido de Dios sabe qué clase de mente enferma.



Verdad Aleatoria #1:

No he comprado ninguno de los pen drives que tengo por la habitación, ni sé de dónde ha salido ninguno de ellos.

Once again, with feeling

lunes, 1 de abril de 2013

Me gustaría decir que las cosas han cambiado, pero las cosas son más las mismas de lo que nunca lo han sido.

Estoy fumando de nuevo, y no tabaco (Lo siento, Estela). No, no me sienta bien, soy consciente.

Estoy bebiendo menos que nunca, por otra parte, pero sé que tampoco compensa.

Tenía la idea de que volver a mis raíces iba a ser como volver atrás en el tiempo e involucionar, volver a un estado anterior. Cuál es mi sorpresa al descubrir que no puedo volver atrás, ya que desde entonces no he avanzado nada, solo he dedicado el tiempo a dar vueltas sobre mí mismo y marearme a mí mismo con mis historias y tontadas.

El enemigo en casa, que se dice.

Entonces, ¿qué? No hago más que afrontar mis problemas pensando en cómo los solucionaré o evitaré la próxima vez que me los encuentre. En el próximo trabajo, con la próxima chica, en la próxima vida.

Así no vamos bien, en absoluto. Como decía, no he avanzado gran cosa en todo el tiempo que llevo deambulando por aquí, tengo la impresión de que se ha parado el tiempo, pero que a la vez el tiempo no hace más que avanzar. Mejor dicho, es como si hubiera convertido mi vida en un ancla, que no se mueve por mucho que el tiempo sí avance, como si eternamente fuera a tener 19 años, o 20, o 23, o los que sean, como si nunca fuera a convertirme en un adulto, como si nunca me vaya a ver obligado a enfrentarme a mis problemas, como si en mi mundo mental pudiera acallar todas las voces, como si pudiera – no eliminar, sino – obviar mis problemas, y sobre todo los problemas que causo y me causo.

Como reflexión esto es genial, pero a nivel práctico se que seguiré agazapado dentro de mí, en una ilusión perpetua, en la que siempre tengo razón, en la que las cosas avanzan o retroceden según mi voluntad.

Me sigo despreciando por no saber seguir viviendo y por andar oyendo voces fantasmales reverberantes, haciendo eco de cosas que ya debí haber entendido en su día.

Soy muy espabilado, sí, y también un completo imbécil.


[Sigo buscando piso.]

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