Powered By Blogger

Random Truth [1]

martes, 2 de abril de 2013

Los findes se diluyen en vasos de cerveza, igual que la espuma del vaso, que va desapareciendo a medida que se manchan los labios, rastros de una realidad alcohólica de la que no se es consciente hasta que se hace demasiado tarde, hasta que no queda ya ni transporte público nocturno que lleve a casa, obligado a andar hasta la cama, a atravesar las sombras de las calles y las sombras de la mente, todos aquellos aspectos de la realidad rehuidos y escondidos reaparecen y toman posición de conquista, al menos por un tiempo. Las patadas a las farolas y el tumbar containers ya no son alivio duradero, acostumbrado ahora al sonido que hacen al chocar contra el asfalto, insensible ahora al vandalismo causado sin motivo aparente, sin solución posible, ni dios mediante.

El camino a casa es largo, aunque siempre es el mismo. Y, a la vez, nunca es el mismo. Nunca es el mismo el que el mismo camino recorre, también. Los demonios personales aparecen en soledad, y en soledad escribo; no hay otro modo.

Hace poco, fumando con un colega, me dio por compartir un pensamiento que tuve de camino al bar. Pensaba en la fugacidad de la vida, en lo que cambian y a la vez no cambian las cosas y las personas, cómo nos afectamos unos a otros, cómo nos afectamos a nosotros mismos, qué nos limita, cómo nos limitamos, qué pasa si quitamos los límites, si vivimos al máximo. Pensaba en todo esto porque muchas cosas se están moviendo en mi realidad inmediata, fuera totalmente de mi control, y aún así no dejan de ser más o menos lo de siempre. ¿Dónde está el cambio, entonces? ¿Puede ser tan nimio que marque una diferencia suficiente pero exigua para marcar un verdadero antes y después? ¿Cómo se justifica el cambio de situación, pues?

Pues me da por compartir más o menos esto con el colega, y este me mira, no me dice nada y sigue fumando, y yo no sé si su silencio es la mejor respuesta, o si no me he explicado bien o si ni siquiera me estaba prestando atención, o si ya va hasta el culo de THC, que era probable, en el plan de noche que llevábamos. Paso tanto tiempo en mi espacio mental privado que temo estar perdiendo la capacidad de comunicación, al menos en cierto grado. En mi cabeza, las frases se estructuran de una forma concreta, y las imágenes tienen más fuerza que las palabras, en la mayor parte de los casos. Esto es verdaderamente frustrante; nunca consigo expresar totalmente la misma impresión que yo obtuve de algo en concreto, y no hago llegar a los demás lo que pretendo.

Mostrar, no explicar, decían en Relato.

Por otro lado, me di cuenta de lo mucho que he echado de menos escribir este mes. No era consciente de la auténtica falta que me hace expresarme, aunque sea conmigo mismo y con los pocos que se leen el blog, aunque últimamente todos los comentarios sólo sean Spam en Inglés, surgido de Dios sabe qué clase de mente enferma.



Verdad Aleatoria #1:

No he comprado ninguno de los pen drives que tengo por la habitación, ni sé de dónde ha salido ninguno de ellos.

0 comentarios:

Seguidores

Creative Commons