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Goodbye, Jon Lord.

lunes, 16 de julio de 2012

Ostia, tío.

El primer grupo de música que escuché con auténtica atención fue ACDC. Por insólito que parezca, en aquella época le gustaban más a mi hermano que a mí, y la verdad es que a él incluso le molestaba que yo les escuchara. Era algo que él tenía en común con mi padre y, en cierto modo, me estaba entrometiendo. Yo lo sabía, pero también estaba en la etapa de la vida de hacerle la vida imposible al hermano menor, una guerra sin cuartel ni fin ni reglas.

Es posible que aquellas primeras batallas dialécticas entre mi hermano y yo cincelaran mis respuestas. De pataletas y lágrimas a gritos cada vez argumentábamos más, a medida que crecíamos. Él se desvió a Limp Bizkit, yo me decidí por Iron Maiden y Deep Purple.

Deep Purple.

Gracias a ellos escogí mi primer mote (Blackmore) en honor al guitarrista de la banda. De los diversos recuerdos que tengo a mano de aquellas últimas tardes con mi padre, destaca sobremanera el disco en directo de 1974. Un disco con 5 canciones que grabé en mi cabeza absolutamente, entero, sin dejarme ni una nota, ni un solo detalle. Me entusiasmaba escuchar aquellos laberintos musicales, aparentemente erráticosdejando volar mi imaginación con un Walkman Sony, al volumen máximo, aún debilitando mis tímpanos. Otro de los discos que recuerdo claramente era el especial grabado con la orquestra filarmónica de Londres. Mi padre me lo prestó y nunca llegué a devolvérselo. No me arrepiento. Aún hoy me pregunto qué pensaba de mí mi profesora de música, con la que nunca me llevé bien, cuando le hablé de aquel disco. Tengo manos de pianista, me decía.

Por aquel entonces llegaron los vinilos grabados a cintas de casette. En mi casa encontré una interesante colección, y hasta hace poco no he sido capaz de apreciar todo lo que se guarda en ese cajón. Me pasaba tarde y tardes escuchando y regrabando aquellas cintas, haciendo combinaciones y mezclas, quedándome dormido con los cascos puestos. Si me concentro, añun puedo escuchar el "clac" de la cinta al llegar al final. Una pena no haber disfrutado más tiempo de aquellas obras de arte en miniatura, absolutamente personales, expresando en aquellas mezclas mucho más que en varios relatos, sintiendo escuchándolas muchísimo más que con cualquier otra cosa, por mucho que ahora sea más fácil.

Y es que me hago mayor, y a medida que yo lo hago, algunas grandes personas llegan al final de sus vidas.

Jon Lord, descanse en paz. Y gracias.



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 7:

Deep Purple - "You fool no one"



1 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha encantado recordar cuando los cascos estaban cubiertos de una funda de gomaespuma canija. Jo hermano gracias por traerme otro trozo de vida en forma de textura, bonita sensacion...

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