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Basura mental [5]

martes, 31 de julio de 2012

Héme aquí, once again, en el cuarto de las ratas. Cada vez me siento más como en casa, aquí abajo. De hecho me paso más horas activas más aquí que en mi habitación. Aunque eso de activas es discutible, de acuerdo.

Cuanto más envejezco, más creo retroceder.

La mayor parte de mi desubicación mental es una especie de apatía hacia mi realidad. Me relaciono con mi inmediatez actuando en segundo plano, como si la vida fuera un videojuego y manejara a un personaje a través de un mando.

Me muevo en piloto automático, dejando campo libre a los vicios verbales que asumí tiempo ha y lejos de calcular las consecuencias me las encuentro sin aviso, como el que se topa con un muro a toda velocidad sin escapatoria ni tiempo a reaccionar.

A parte del daño y repercusión que todo eso tenga para mí, últimamente esto también está afectando a mi círculo personal, con serias consecuencias, haciendo que me plantee seriamente qué tengo en el cráneo, dónde está el engranaje que falla, qué mierda me pasa. Son tiempos de reflexión y derrota.

Cada vez me he situado más en mi propia órbita, como si los campos gravitatorios de dos planetas interfirieran entre sí, creando una órbita secreta y aleatoria, una contínua danza sin destino, perpetuo pasatiempo, pasaporte hacia ninguna parte. Estas cosas deben cambiar si quiero salir de esta de una pieza, ya que ahora me siento más como un puzzle de conflictos internos sin resolver, dudas existenciales, carencias sociales, odio contenido, violencia verbal y pánico, que no como un ser humano completo.

Lo dicho, estoy en una encrucijada mental y tengo mucho trabajo por delante. Profesional y personal.

Shadowboxin’.



Basura mental, vol. 5.

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