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Miedo y Asco en Egipto [1.1]

domingo, 27 de mayo de 2012

Miedo. Asco. Egipto.

En serio.

Llegando en el avión, lo que mas sorprende es encontrarse como las pirámides recortan el cielo y confunden las escalas. Las distancias aquí son muchísimo mas grandes de que pudiera parecer en primer término, el Cairo tiene su propio sistema de medida de longitudes, según parece. Toda la ciudad parece una enorme maqueta monocroma, arena por doquier.

Salir del aeropuerto y pegarse con la ola de calor que es lo habitual aquí ha sido uno. Viaje al hotel con el guía, mientras examina nuestros conocimientos de lo que vamos a ver, nos pone en situación a nivel político y social, nos examina de nuevo de todo esto, y solo cuando esta satisfecho con nuestra notas, nos deja acabar de instalarnos.

1 euro = 7,6 libras egipcias.

La ciudad esta increíblemente llena de deshechos, desperdicios, suciedad y malos olores, arena, charcos, barro, mierda, gatos, peste, gente, locos que cruzan la calle atestada de un furioso, ruidoso e imprevisible trafico que se compone de furgonetas alemanas de la segunda guerra mundial, ahora taxis colectivos, autobuses, taxis con neones y luces de colores, motos con amplificadores y música brutalmente estridente, bla bla bla.

Por otro lado, al final del día uno aquí ya me he quemé la cara.

Al margen de explicar la majestuosidad de los templos y pirámides, del Nilo y del Desierto, mis impresiones acerca del país son chocantes y contradictorias.

¿Qué puedo decir de un país en cuya capital vive la mitad de la población total de españa? Joder, hay un barrio llamado "la ciudad de los muertos", un cementerio de 1200 años de antigüedad en el que vive gente. Lo explicaré. En los años 50 y 60, según el guía, los alrededores del Cairo fueron bombardeados, imagino que como consecuencia de los derechos de explotación del canal de Suez, muy de moda en aquella época, y los pobres viandantes tuvieron que refugiarse dentro de la ciudad. Al no haber espacio para todos, algún iluminado decidió alquilar su panteón familiar en pos de que estos desgraciados tuvieran un techo sobre sus cabezas, siempre y cuando lo dejen libre el dia de todos los santos. ¿Qué les parece? Los pelos como escarpias, ¿eh? Pues eso que ustedes no estuvieron allí.

Callejones llenos de basura, deshechos, cabras (!), gatos, etc. Prendiéndole fuego a cientos de bolsas en cualquier sitio donde estas se dejen caer, no hay recogida de basuras, ni parecen necesitarla. La salubridad no está a la orden del día en una ciudad donde aun hoy pueden verse tanques y militares, AK47 y haimas en la plaza Tahrir, con el edificio que fuera la sede del partido de Mubarak aún manchado de hollín de fondo, con los esqueletos de los chasis de los coches que ardieron en la Revolución de los Jazmines, la llamada Primavera Árabe. Espeluznante es quedarse corto con creces.

Anécdotas tenemos algunas, pero ciertamente, son lo de menos. Mi mente aún intenta digerir las imágenes tomadas por allí, y regular de nuevo mi sueño, y librarse de "la venganza del faraón".



Continuará.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no se si es mi imaginación que se desborda en cuanto me doy la vuelta, la conexion mental que se tiene entre hermanos o bien su manera de relatar las cosas, pero parece que lo veo, me metere en google imagenes para completar mi viaje a Egipto¡

Anónimo dijo...

El destino de viaje no es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas.

:***

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