Powered By Blogger

Simon dice [1]

martes, 10 de febrero de 2009

Basado en hechos reales. Todos los nombres o acontecimientos que tengan algún parecido a la realidad serán pura coincidencia, ficción, broma o maquinación del que escribe.



Uno



Simón dice: de nuevo, un día duro, ocho horas de trabajo dejándome la vista, las cervicales y la poca cordura que me queda arreglando rotativas de periódico. Nunca pensé que cuando estudié el Ciclo Medio de Mecánica acabaría haciendo esta mierda. Llevo tres años en esta empresa y no me han ascendido el sueldo, ni he promocionado ni me han dado una puta cesta de Navidad. El día que murió mi abuelo no pedí fiesta, aunque tampoco me la hubieran dado. Trabajo en Año Nuevo porque no tengo nada mejor que hacer, no tengo muchos amigos, no tengo aficiones, sólo quedo con el camello para fumarme unos leños y tomar unas cervezas y volver a empezar.

Presión.

En casa, en el trabajo, en la cola del cine, en el autobús, tienes que ser educado, respetuoso, amable, gentil, buena persona, vaya. Comportarte con modales en la mesa y en la calle, saber hablar sin gritar y respetando a todo el mundo, no reírte a carcajadas, honrar a Dios todopoderoso en su magnífica y reluciente corte de ángeles, poner a tu madre y a tu padre por encima de todo, poner la otra mejilla, dar la mano firmemente, decir "buenos días" al llegar a trabajar y "no" a las drogas, ser humilde, leer libros y escribir poesía, ser un ciudadano modelo, un consumidor voraz, alguien corrompible y débil, tienes que dejarte llevar.

Me drogo. Me gusta y me satisface. Bebo. Mucho. Soy educado con quien me parece bien o con quien considero merecérselo. Soy justo la mayor parte de las veces y exagero las historias y anécdotas que cuento porque a veces creo que mi vida no es del todo interesante. Escribo un Blog para creer que hago algo con mi vida. Mi camello (Corso) me dice que no estuve nunca preparado para venir a este mundo, que mi estancia aquí es una especie de castigo por algo de mi vida pasada. Mando a tomar por culo sus regresiones y las mías, sus teorías y mis pensamientos, su droga y mi mente. No supimos ser niños, Corso y yo, por eso nos entendemos tan bien. Él avanzó por el camino de la luz, la budeidad, el LSD, los colores y los caleidoscopios alucinógenos de viajes astrales domésticos, con las consecuentes secuelas físicas (Que le jodan a su Reiki y a su Zen y a la madre que le parió), y yo cimenté mi propio camino y empecé a hablar conmigo mismo.

Paso el mínimo tiempo posible en el comedor de casa cuando hay gente. Si estamos en familia paso el tiempo justo de cenar (si ceno en casa) y recoger la mesa. No soporto las bromas de mesa. Ni las risas ni las expresiones estúpidas forjadas a lo largo de los años que se suponen divertidísimas y que me tienen tan aburrido. La mayor parte de comentarios y bromas me tienen a mí como blanco y bufón, cuando no las voces por lo bajini que hablan o critican muchas de las cosas que digo o hago que, por cierto, en cuanto pides que te repitan alguno de esos comentarios alusivos a tu persona toda la casa se vuelve contra ti y estaría dispuesta a tirársete encima y destrozarte la yugular a mordiscos, para que aprendas que estás aquí por la gracia de tu padre todopoderoso, y que a él se lo debes todo.

Mi nombre es Simón, por cierto, que después de hablar tanto de lo que pienso no haya dicho mi nombre es un poco raro, pero he tenido riña en casa, en el transcurso de la puerta principal de casa a mi cuarto, a mi ordenador (refugio y verdadero Mesías) así que es normal que se me vaya tanto la cabeza, voy de un tema a otro sin pararme a respirar.

Como esta historia no es como otra cualquiera, no la voy a contar desde el principio, eso sería de esperar, así que voy a narrarlo todo según me venga a la cabeza, pero, de momento, un pequeño esbozo de qué es todo esto:

  1. Simón, 24 años, fumador compulsivo, cafeinómano, antisocial y oficialmente, un despropósito de persona, serio, divertido para con quien me da la gana, irónico y bastante borracho. Me gusta pasar o perder el tiempo en mi habitación o haciendo nada, o durmiendo. No me gusta dar explicaciones ni pedir disculpas.
  2. Vivo con mi familia en alguna parte, no importa dónde, y no me gustan mucho.
  3. Apatía, monólogos internos, asco, miedo, repulsión.
  4. Dejar constancia de que el Siglo XXI no era ni mucho menos algo divertido, ni serio, ni ecológico, ni su puta madre.
  5. Explicarle a alguien (o algo) las cosas que piensa un tipo cualquiera llamado Simón.

De momento aquí queda la mierda esta. Para quien la lea.

0 comentarios:

Seguidores

Creative Commons