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Simón dice [4]

domingo, 26 de abril de 2009


Se le recuerda al respetable público que Simón es imaginario, y sus opiniones y pensamientos pueden o no ser compartidas por el autor y su similitud con la realidad puede ser totalmente casual o causal, sin determinar.
Tanto Simón como las personas a las que se hace referencia en este apartado del blog no existen como tales, eso seguro.



Cuatro


Simón dice:

Contrastes. A veces sentirse muy bien y otras veces sentirse un manojo de nervios. La vida es cambio e indeterminación. La mente humana más. Es bastante curioso como podemos hacernos pasar un rato más que desagradable, días incluso, pensando en algo que tenemos que hacer, que nos va a pasar, trabajos que entregar y no hemos hecho, etc, propio de personas con mucho sentido del deber y responsabilidad. A veces su peso es demasiado para una sola persona y se desmorona y se crea necesidades que relajan y ahuyentan ese malestar.

Drogas, en otras palabras.


A veces las drogas confunden y difunden ideas propias de descerebrados, pero eso último depende ya de cada uno. Hace poco leí que todos los fumadores habituales de hierba saben que la hierba que rasca la garganta está poco curada, pero que si les preguntas como se cura la marihuana te mirarán con cara de imbéciles.


Comprobé esa afirmación con varios conocidos, todos fumadores tempranos y obsesivos con la calidad del colocón que la marihuana les proporciona. Corso (mi camello) era quien les proporcionaba la mercancía, y estaba hasta los cojones de oír sus quejas sobre las drogas que le pillaban, y en más de una ocasión echó a alguien de su apartamento por impertinente. A dicha pregunta sólo sabían responder Corso, Mónica y Felipe. (De los dos últimos hablaré otro día.) De unos quince encuestados, si la madre de Corso cuenta.


Por lo que a mí respecta, creo que las drogas no son tan malas como las personas. Las personas que se dejan influenciar sobremanera por sus efectos y sus bienes (que los tiene), acaban aferrándose a ellos como un clavo ardiendo y es lo único que distinguen de ellos, hasta que fumas por monotonía contra el día a día y la sensación de bienestar se disuelve en el ambiente espeso, borroso y funesto que empaña tus ojos y tus sentidos.


Ya seguiré con esto en otro momento que esté más inspirado, he de ir a pillar hierba.
Por cierto, yo también sabía responder a la pregunta de la curación de la hierba, soy otro perdedor.

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