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Simón en el autobús L85 [3]

miércoles, 13 de octubre de 2010

Noto cómo se me va la olla.

Cada día más. Cada día me soporto menos. La línea que me separa de la locura es cada vez más delgada. Soy inestable, soy perecedero, soy mortal.

Caigo en la cuenta, tarde, de que esta situación es absolutamente insostenible.

Este amalgama de situaciones, más bien.

La soledad es una compañera celosa que se cuida de tener enemistades.

Enésima recaída a mi vertedero particular.

Y la petaca vacía. Y muchas otras cosas intangibles vacías y rotas con el tiempo.

Caen encima los años. Reconstruyo las últimos decisiones importantes que tomé, investigo cuán ha evolucionado (o no) mi raciocinio y me estudio.

Me convierto en psicólogo, confesor, amigo y verdugo, nunca de mí mismo.

Me encierro en la más perfecta de las cárceles y dejo pasar la condena, a ver si salgo de aquí.

Lo peor de todo: La próxima es mi parada. Otro día a trabajar.

Un día más es un día menos, curiosa dualidad.


Suena: "Insane" - Texas

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