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Padre pródigo

martes, 22 de junio de 2010

Hoy ha sido un día un tanto raro.

He cogido muy bien el tren y el autobús, con lo que estaba en casa bastante temprano para lo que suelo llegar, hacia las 7 de la tarde. Hace tiempo que no voy a la piscina, y hoy no tenía nada mejor que hacer, así que me he preparado los bártulos y estaba a punto de salir cuando he oído un vecino esperando al ascensor.

Mirando por la mirilla he esperado a que él bajara porque me gusta mucho más bajar solo y no hablar con los vecinos. (Y este es de los que mejor me caen, incluso ve One Piece a sus 40 años...) En fin, al llegar a la calle y dirigirme a la piscina me lo he encontrado que se metía en el coche y se ha ofrecido a llevarme. No he sabido decirle que no y me ha llevado a la piscina nueva. (en Gavà hay dos piscinas, la vieja, que está al lado de mi casa y la nueva, que está en la otra punta del pueblo).

Me sabía mal decirle que adónde me estaba llevando, que la piscina no estaba allí y tal, pero suponía que me llevaba a la piscina nueva y lo he dejado estar. Además en esa tiene hidromasaje y la última vez que estuve en uno fue el día siguiente a cortarme las rastas.

Sí, hasta aquí la historia es un petardo, pero es que la miga está en que creo que he visto a mi viejo en la piscina. No lo tengo muy claro y de hecho no creo que fuera él, pero después de tanto tiempo no sé si sabría reconocerle. 8 años. Se dice pronto, ahora que me paro a pensarlo.

He hecho y me ha pasado de todo en este montón de años. Él igual, supongo.

Parece mentira cómo he podido llegar a cambiar en este tiempo, y a la vez cuánto me parezco a él, todavía. Físicamente hablando.

En realidad, de toda la gente que conocía hace 8 años a hoy no me quedan muchos, por no decir casi ninguno. El único que sigue aquí soy yo...

No quiero ni pararme a pensar en sus caras, en sus nombres, en cómo les conocí, en cómo dejé de hacerlo, en porqué salimos recíprocamente de nuestras vidas ni en la influencia que pudiéramos representar unos a otros.

Me ha dado un vuelco el corazón al ver o pretender ver a mi viejo en la piscina. No sabría exactamente en qué sentido, supongo que lo primero que he sentido ha sido una gran aprensión. Luego no podía dejar de pensar en si era o no era él.

Era verano aquella tarde. Me acuerdo perfectamente. Es más, debe estar cerca el aniversario de este evento sin interés -Anniversary of an uninteresting event de Deftones- y el curso escolar estaba recién terminado. Estuve en Montserrat esa mañana... Qué montón de recuerdos inútiles me brinda este estúpido día. Día nublado, por otra parte. Me discutí con todo Dios y más. Tal vez desde ese día me gusta gritar cuando me emborracho. Creo que desde ese día empecé a emborracharme, aún hoy día, sabiendo que mi tolerancia al alcohol es nula y que me pasaré el día entero en la cama después de una noche de beber en el bar. Tal vez ese día empecé a considerarme un autodidacta, y tal vez hoy piense que tenía que aprender a aprender antes de poder enseñarme nada. Tal vez por eso aprendiera tan tarde y tan mal las cosas de la vida. Tal vez por eso "parko". Tal vez por eso todo, tal vez por eso nada.

Ya nadie me llama por mi nombre de pila. Sólo mi madre, mi hermano y los del curro. Renuncié a mi identidad. Me creé a mí mismo. Tal vez todo sea culpa mía. Tal vez nada lo sea.

No estoy mal, quiero decir, escribiendo esto no me estoy rallando ni estoy pasándolo mal, simplemente le he dado unas vueltas al tema y creo que este blog me permite expresarme como yo quiero, algo que últimamente no consigo hacer en mis círculos sociales. Este es un círculo social dónde sólo estoy yo y un par de comentarios por mes, lo cual está bien.

Sigo leyendo Bukowski y he empezado a escribir las mejores frases de los libros que leo para colgarlos por la habitación. Intento forjarme una vida, intento salir de aquí.

Ánimo.



"Hurt" -Johnny Cash

1 comentarios:

Blackdalia dijo...

yo a veces si que te nllamo ferran

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