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Magia. (Escribir es...[1])

jueves, 15 de diciembre de 2011

Enfrentándome a otra hoja en blanco, a otra entrada por rellenar, a otro aspecto de mi vida que contar, me siento a la silla. De nuevo está más vacía mi inspiración que lo que escribo, y es que los relatos nunca fueron mi fuerte, escribir historias me es difícil en extremo y lo que mejor se me da es explicar anécdotas o cosas a las que doy vueltas en la cabeza. Que por otra parte parece que sería el camino a tomar para el blog en los próximos tiempos, porque últimamente la cosa estaba perdiendo la poca inercia que conseguía con las entradas rápidas y sin ganas.

Lo que menos me cuesta es irme por las ramas, explicar la historia que no quiero, dar todos los detalles de algo totalmente nimio y liviano que no tiene nada que ver con el objetivo que me proponía en un principio, te explico de todo, te ríes, me río, y si tienes suerte acabaré recordando a que venían tantas digresiones y tantos comentarios y te responderé, 15 o 20 o 30 minutos más tarde a aquello que me preguntabas, aunque a ti ya no te importe, aunque yo no le de importancia.

De hecho, el hecho de quedar y tomarse un café es la excusa perfecta para dejar volar la cabeza, explicar cualquier cosa, liberarme del silencio autoimpuesto y la vida de austeridad verbal que parece poseerme cada vez que entro en mi habitación. Y también me libro, mientras escribo aquí, de todo, de TODO en absoluto, y me concentro y adentro en la perfecta, preciosa y omnisciente NADA. Me olvido de que estoy aquí, de que me pasa esto, de que no puedo llegar o tener o ser o poseer tal cosa, rechazo cualquier actividad que retrase mi tarea de vaciarme, y me siento vacío, y bien, y satisfecho con mi trabajo y las palabras y las letras que escribo, y las releo y observo la magia que se crea entre ellas, el fuego que despiertan, o las lágrimas que llaman, o el desconcierto, la desconfianza. La fuerza que unos cuantos símbolos, una cadena en concreto de símbolos y no otra pueden crear. Porque las palabras vienen y se van, pero algunos de sus significados se nos graban de forma irremediable, subversiva, subrepticia, con toda la fuerza con la que un mensaje puede impactar y marcar nuestras almas, darles nuevos sentidos a nuestras vidas y cambiar nuestros rumbos.

Por eso leo, por eso escribo.

Para percibir esa magia, para crear esa magia.

Porque leer y escribir van mucho más allá de lo que muchos piensan, y cuando estás leyendo un libro y por un momento, durante un par de párrafos, te pones en la piel del que escribe... entonces sabes que has encontrado un amigo para toda la vida. Has encontrado a alguien que está expresando algo que tú eres totalmente capaz de comprender, y sientes que lo escribe para ti. Se crea un vínculo total y perfecto con la captura, con la fotografía del alma del escritor que está encerrada en ese párrafo.

Y así es como van cayendo libros y libros y libros...




Canciones para tomar drogas malsanamente, volumen 7:

Bon Iver - "Flume"

1 comentarios:

Liberada dijo...

Pues a mí me gustan las conversaciones en las que uno/una divaga tanto que al final tiene que preguntarse de qué estaba hablando al principio :)

A veces nos apetece contar lo que nos pasa y a veces nos da por desarrollar una idea que nos ha llegado de repente... Las dos opciones son igual de válidas y ya sabes que a ti se te dan bien las dos :P

PD: Me ha gustado la canción jaja :D

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