Powered By Blogger

Segura del todo, sólo hay una cosa.

viernes, 23 de marzo de 2012

Y esa cosa es que la guadaña cae.

Antes o más tarde, cae.

Un beso enorme, abuela.



[Bien, de momento bien.]



Canciones para poner los pelos de punta, volumen 1:

Irene La Sen - "Con el andar"

Lo que me pasó el sábado.

lunes, 12 de marzo de 2012

El sábado, amigos y amigas, encontrábamos Panikito y yo en el concierto de Hablando en Plata y, durante la actuación de uno de los teloneros (ni el nombre recuerdo) me puse a divagar acerca de Kerouac, y mis cabreos, y mi montón de odio y algunas otras cosas más.

Estaba en blanco, totalmente centrado, lo más cerca posible del Nirvana, pensando en nada y en todo al mismo tiempo, con un vaso de cerveza cargado en una mano, en la otra un móvil que no puedo parar de mirar. Y pensaba en Jack, y en cómo escribe, y en cómo piensa y se mueve y discurre por la página, mientras me deja en la cabeza dibujadas imágenes de ciegos y tajas colosales, y drogas y abismos mentales abisales, de amigos drogotas escondidos en calles, en tinieblas, mientras él piensa y piensa y me lo explica, cómo si de verdad me importara, porque de verdad me importa.

Pensaba, durante todo esto, que debo poder hacer algo como eso, de volverme loco y escribir acerca de eso y volver de nuevo, de locura a la cama, de cerveza a resaca, sol de sábado, lluvia de domingo. Viaje de ida y vuelta al infierno, en un par de días, 30 horas seguidas de sueño dan fe de ello, de mi beatitud que se diría por algunos lares, de mis costumbres insanas olvidadas, aunque mi subconsciente se empeñe en fumar y yo no lo recuerde, y alguien tenga que recordármelo y que, en realidad, me quedo tibio cuando me lo explican, me hubiera gustado estar ahí, aunque en cierto modo estuve y no estuve. Efectivamente y no.

En otro orden de cosas, es curioso cómo uno se echa a cuestas unas cervezas de esas que entran por la puerta grande, batiente, gigante, acompañadas por los hombros por vasitos de Jack Daniel's, para celebrar tu cumpleaños, aunque nadie recuerde la fecha concreta y a nadie importe en realidad, alcohol gratis es la premisa, apúntese aprisa que se acaba y luego nos perdemos de vista, aunque mi consciencia este de viaje y yo no me entere, otro que no soy yo pero soy yo está aquí, y es mejor compañía que yo, y está loco, y tiene prisa, porque sabe que no le durará mucho la visita, yo estoy por ahí, en ciernes, perdido entre mis carnes y mis pensamientos, perdido, perdido, perdido del todo, y en verdad me lo paso bien porque hago lo que quiero, cuando quiero, como quiero, nada puede pararme porque yo no me estoy parando, no me contengo, lo doy todo, me ahogo del todo, me descojono, grito a unos y a otros, mi amor para todos vosotros, de verdad, de verdad, de todo corazón, porque cuando me vuelvo loco estáis ahí para recoger los pedazos.

Y qué coño, sigo en pie para contarlo.

Es una lástima, una verdadera lástima, no haber llevado libreta y boli durante mi Iluminación momentánea. Llevaba un buen carro de cosas que contar y sobre las que escribir, pero habrá que conformarse con esta mansalva escrita sobre lo que recuerdo y no recuerdo y sentí y reflexiono sobre esto.

Si me ven por ahí, dénme un abrazo, prometo devolvérselo.



(A todo esto, el concierto fue INCREÍBLE.)

Simón strikes back

lunes, 5 de marzo de 2012

¿Cómo se llama al contrario de las espinas clavadas en el corazón?

Quiero decir, busco el nombre de aquello que te haya llenado immensamente el alma, algo en lo que puedas pensar cuando te hace falta, cuando las cosas están fatal, cuando no puedes más, cuando necesitas arrancarle una sonrisa al niño que fuiste para poder seguir siendo el adulto que eres, cuando has de conseguir seguir de pie, o corriendo, o luchando, o avanzando en el fango o contra la tormenta que se cierne.

No sé si eso tiene nombre.

Lo que sí sé es que duele infinitamente más arrancarse del corazón esas cosas que arrancarse las espinas que puedan aparecer con la vida.

Porque esas "anti-espinas" por darles algún nombre, son la base y esencia de casi todos nosotros, y cuando has de sacarlas de ahí, el vacío que se crea es mucho mayor de lo que puede pensarse en un primer momento.

Hablaba de enemigos, hace algunas entradas. De cuál es la huella que nos dejan, de cómo nos forjamos a nosotros mismos para contrarrestrar su influencia, y de cuán perdidos nos sentimos cuando descubrimos que nuestra importancia en su existencia es nimia, y que dicha enemistad fue pasto de las llamas, con los años. Nótese el paralelismo entre la influencia benigna y no-benigna de los protagonistas intangibles de ambas entradas.

Y no digo nada, pero te lo digo todo.

Cuando te peleas una y otra y otra vez, reviviendo cosas contra las que nada podías, y aún así hiciste todo lo que estaba en tu mano, sabiendo que de nada servirían, madurando a patadas y con prisas demasiado pronto y rápido, cuando tú mismo eres tu juez, tu verdugo, tu castigo, cuando te conviertes en tu mayor látigo para seguir con la frente alta y la dignidad intacta, cuando eres tú aquél que se enseña y se ensaña, y aprende y se deja arrastrar, ¿qué queda cuando parece que no había ninguna meta, cuando ni siquiera está claro que el camino sea camino y que los pasos hayan servido para avanzar?

Queda una absoluta y cruel perplejidad.








-Simón

February has gone, again.

jueves, 1 de marzo de 2012

Lo bueno no dura, y es por eso que febrero es el mes más corto del año. Aun siendo este un año bisiesto, febrero nunca me resulta lo suficientemente largo.

Lo bueno, si breve, dos veces bueno, dicen.

He pasado un par de semanas buenas, este último febrero. Cuando digo un par de semanas buenas me refiero a que me he levantado de la cama con energía, con ganas de ir de acá para allá, sin freno, con el nervio como combustible, prendiéndole fuego como petróleo en el mar, ardiendo en la superfície, sin afectar a las profundidades.

Hoy pensaba en Bukowski. En algún sitio leí que se sirvió de sus experiencias en tugurios y hoteluchos y en su maltrecha vida para escribir. Mejor dicho, no es que le sirvieran para ello, es que se estaba empapando de esas experiencias, adquiriéndolas, absorbiéndolas, luchando para conocer la lucha. Por eso podía escribir, cada vez más, con más puntería y mordacidad sobre la vida y sobre el lado oscuro y salvaje de ésta.

¿Escribo yo como lo hago por el hastiamiento general actual? ¿Escribo así por las cosas que me han pasado? ¿Por las cosas que he hecho?

Y la pregunta relevante: ¿Realmente importa?

En absoluto, siempre y cuando a mí me guste lo que escribo. Y es que se me hace divertido. Crear un castillo ladrillo a ladrillo, post a post, palabra por palabra, y navegar entre ellas como marinero en su barca, conociéndose cada ola, cada corriente, cada arrecife y cada obstáculo.

Ay, Bukowski. Qué hijo de puta. La próxima vez que ponga bocabajo la etiqueta de una cerveza brindaré a tu salud.



Canciones para tomar drogas malsanamente, volumen 12:

Lou Reed - "Walk on the wild side"

Seguidores

Creative Commons