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Escribir es...[5]

lunes, 9 de abril de 2012

Los faros del coche atravesaban la oscuridad como un bisturí en carne ajena. La música y la radio nos acompañaban en nuestro viaje; hasta a la oscuridad habíamos dejado atrás, empezaba a salir el Sol. La carretera, símil para Kerouac de la vida, del presente, del todo y del nada en la rueda de la vida, se extendía hacia el horizonte sin fin, sin previo aviso de la llegada a nuestro destino. La idea del presente de Kerouac, en la que no existen ni el futuro ni el pasado. El futuro aún no ha llegado, nunca llegará, porque cuando llega ya se ha ido, ya es otra cosa, y siempre hay un futuro por delante, estemos nosotros en él o no. El pasado no es más que la interpretación que damos a las experiencias que nos han pasado, y a medida que pase el tiempo estas experiencias, estas interpretaciones y sus conclusiones cambiarán también, porque el pasado es dúctil, cambiante, changeling, aunque se forme de eventos cerrados, inamovibles, inalterables.

Interesante paradoja.

El presente es lo único que está. Que está y ya no está, que es y deja de ser a tal velocidad que apenas tenemos tiempo a involucrarnos en nuestra realidad y nuestro entorno.

Y es que nuestra realidad también es la realidad que queremos ver, de forma parecida a cómo cambia el pasado a medida que cambiamos nosotros mismos, esa es la única manera de pretender cambiar nuestro futuro, porque nos creemos dignos de socavar en sus misterios y tinieblas y entrever algo de lo que nos espera, porque vivimos en constante miedo al futuro, y a lo que viene, a lo desconocido, al cambio. Aún siendo nosotros los únicos y absolutos dueños de nuestro destino, del camino que pisan nuestros pasos, de elegir allí donde queramos ir, sea lo lejos que sea.

No se puede ver el final de la carretera en mitad del camino.

Por eso la carretera es la mejor metáfora de la vida.

·El pasado está ahí, y cambia tu percepción en función de cuál sea el motivo que le evoca, porqué pensamos en las cosas que ya hemos pasado, lo comparamos con otras experiencias y pretendemos sacar conclusiones. La experiencia incomparable, inalterable.

·El presente está ahí, y es la carretera, este kilómetro, este momento, este tiempo. Y como vamos a toda velocidad, no nos da tiempo a decir que estamos aquí que ya dejamos de estarlo. El presente es absolutamente efímero, un tesoro incalculable, inapreciable, indestructible.

·El futuro está ahí, y nada sabemos de él. Nada sabremos nunca de él. El misterio inalcanzable, imperecedero.


O algo así.



[Again, at home]

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Vive el presente, pero vívelo acordándote siempre del pasado y pensando siempre en el futuro.

Pensar en un Carpe Diem sin control a veces da vértigo, aunque en muchas ocasiones es la mejor manera de disfrutar. La mejor solución es la de siempre: buscar un equilibrio.

Se te ha echado de menos...

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