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Moby Dick [1]

sábado, 11 de agosto de 2012

En una semana suelo leerme dos o tres libros, según la semana, lo que salga yo esos días y según libro en sí, por supuesto. El hecho de saber que este libro iba a acompañarme como mínimo un par de semanas se me hace raro, acostumbrado a despedirme de los libros en pocos días.

Claro que conocía el libro, evidentemente, y hace mucho tiempo que lo tenía pendiente. Me daba un poco de respeto el enfrentarme a un libro con casi 700 páginas porque, aunque me he leído libros más grandes, hace mucho que no lo hago y, además, es un libro del siglo XIX, y la literatura de siglos pasados a veces puede atragantarse un poco. Aún tengo una cuenta pendiente con El Quijote por culpa de eso.

La primera vez que recuerdo que alguien me habló de Moby Dick fue el señor M32, para señalar el hecho de que, finalmente, encontré el libro de Solaris. Llevaba buscándolo un par de años sin éxito y al final encontré una reedición nueva, bastante cuidada y con una nueva traducción.

Con el tiempo fui observando más referencias al libro, siendo la más llamativa la del disco “Leviathan” de Mastodon, en el que todas las canciones hacen alusión directa al libro y a los pensamientos de los protagonistas.

He salido un poco esta semana, así que no sigo un ritmo marcado con este libro, pero ya casi me he leído una tercera parte. El capitán Ahab acaba de aparecer y nada se sabe aún de sus intenciones. La figura del capitán, con la poca información de la que dispongo hasta ahora, atrae muchísimo mi atención y mi curiosidad. No en vano tantos otros lectores (y escritores) se han visto fascinados por él. La dignidad de un dolor arrogante, dice Melville. Acaba de presentarlo y mira de qué manera.

¿Cómo no te va a llamar la atención?

Iré avanzando en mi relato sobre la lectura del relato a medida que vaya leyendo y pensando sobre el libro. Pero tiene pinta de que me va a dar mucho y muy buen material para reflexionar.

Les voy contando.

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