Powered By Blogger

Miedo y Asco en Londres [2.4]

martes, 25 de diciembre de 2012

Respuestas a comentarios:

0.- Waiting for comments.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mis últimas peripecias por Londres han sido las más intensas. Saliendo del metro de Notting Hill Gate, antes de consultar el mapa para llegar a Portobello Road, me encontré un cartel tamaño DIN A4 explicando que para llegar, tan sólo tenía que girar una vez a la derecha y otra a la izquierda. Cierto, cierto, cierto.

En el mercado, tiendas y tiendas de ropa vintage, de camisetas curiosas, imanes de nevera para parar un tren y antigüedades, en las que, sintiéndolo mucho, no podría estar menos interesado. Al final del mercado, cuando éste se amplia en una plaza para dar cobijo a más tiendas, buscando un sitio donde procurarme buen café, me encontré una pintada de BANKSY. No podía creerlo, era un Banksy original, y me lo había encontrado de pura casualidad. No había pensado en buscar por Internet dónde podría encontrar algunas cosas suyas por Londres, que seguro que hay muchas páginas donde encontrar esa información, pero el hecho de habérmelo encontrado así me satisface muchísimo más.




Desando Portobello Road y me voy en metro hasta Blackfriars para visitar la Tate Modern. Cuanto más tiempo paso aquí, menos entiendo en qué gasté mi tiempo la otra vez que vine. Total, que me fui a ver arte moderno, como si yo entendiera algo del asunto. Sí es cierto que en mi visita al Guggenheim de Bilbao me maravilló la pieza "Cañón contra esquina de Anish Kapoor", aunque no es suficiente para sentar precedente, sigo evocando el recuerdo de aquella obra de arte como algo que pude verdaderamente valorar por mí mismo, algo totalmente ajeno a mí, puesto que de arte entiendo más bien poca cosa, por mucho que me esfuerce. Volviendo al museo, me apunté una serie de nombres que quiero investigar, tales como Rothko, Ewa Partum, Pedro Cabrita Reis u Oskar Fischinger y su paranoide Raumlichtkunst. Algo que me llamó poderosamente la atención fue "Lament of the Images" de Alfredo Jaar, pero aún tengo que averiguar más sobre ello. Había también cuadros de Picasso, Miró o Dia al Azzawi, con una pieza enormísima de la masacre de Sabra y Chatila, de la que ya hablé aquí cuando comenté la película "Vals con Bashir".

Una vez fuera de la Tate, me dediqué a divagar por la City, en busca de No-sé-muy-bien-qué, y me recorrí el Covent Garden de nuevo, esta vez de día, admirando el Árbol de Navidad hecho con Barriles de Jack Daniel´s (mother of god) y seguí camino, pasando por Leicester Squeare y Chinatown, una de los sitios que más aprecié en su día. Aquí encontré un piercing que ahora uso de anillo (algo que quería hacer desde hacía mucho tiempo) y la buscadísima pulsera de pinchos, algo que antes uno podía encontrar en cualquier sitio y que ahora están más buscadas que el oro. Divagando por calles llegué a la Soho Square, una placita encantadora en la que me hubiera gustado tomarme algo si el tiempo me hubiera acompañado un poco más, y de ahí al Regent Park, el último de los grandes parques de Londres que me quedaba por visitar.

Mi último día, antes de volver a casa, lo tenía reservado para recorrerme Camden Town como se merece, y tanto es así, que madrugué mucho, y llegué antes de que hubieran abierto nada, para mi incredulidad. Café, muffin y calma. Escribí en mi libreta personal otra vez, en ese rato, y tenía a la pobre abandonadísima, tanto es así que me ha durado más de un año, y es una de esas pequeñas Moleskines que tanto me gusta usar. También tengo que tener en cuenta que apenas la he llevado encima últimamente, y ha sido todo un acierto llevarla en este viaje. Ante todo, dentro de Camden, tiendas vintage. Aquí, allí en el puto más allá. Están en todas partes, las veo por todas partes, no las entiendo y las odio a rabiar, he descubierto.  Y qué les voy a contar de Camden que no sepan, comida internacional, camisetas rarísimas, tiendas goth, tiendas vintage (bah) y manualidades.



Al salir de Camden, llegando al metro, giré una calle en un impulso por ver adónde llevaría, y me vi de nuevo en el Regent Park, de día, pudiendo disfrutar de veras de las vistas. Imposible no pensar en el Phoenix Park de Dublín.

Y aquí llegaría mi odisea en el aeropuerto de Heathrow, que no fue tal, evitándome la angustia de no poder apenas volver, por la que tuve que pasar 4 años antes en Gatwick. Por lo que el viaje a casa estuvo cargado de fajitas, lectura y sueño.

"Quiero descansar de mi exterior para conectar de mi interior": esta frase que me daría pie a tanta reflexión la he oído en "La que se avecina", válgame, pero resume bastante bien esta semana. Por primer vez en meses (o años) he podido centrarme totalmente en mi presente, en las cosas que tenía delante, en lo que había que hacer, y no en el futuro difuso y difuminado que uno evoca para sí mismo y en el que soy un experto de no hacer ni caso. Esta vez ha sido...diferente. Tampoco había pasado nunca tanto tiempo solo, conmigo mismo, y lo he llevado bastante mejor de lo que pensaba antes de salir. Pensaba que me agobiaría más y que empezaría a darle vueltas otra vez a todas las cosas, pero no ha sido así en absoluto. Si que es cierto que cuando estabámos en la recta final del vuelo tuve que cerrar el libro por no poder concentrarme, pero es que estaba deseando entrar a mi cuarto y darle a esta semana el final que se merecía, durmiendo plácidamente, sin despertador acechando, en mi cama, con mis cosas, con mis historias.

Volver a volver.





[Reflexión final: Intentando desde ya Aprender a Recordar]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermanooo¡ me despisto unos dias y a la vuelta me encuentro un informe detalladisimo de las experiencias. Me alegro de que hayais pasado unos dias tan buenos, tu, tu ego y tu subconciente, de vez en cuando se agradece una poquita tranquilidad neuronal. por cierto, curiosisimo que te hayan mandado a un hospital mental jaja, yo no digo nada...

Anónimo dijo...

como que "tiendas vintage (bah)" ???????

Seguidores

Creative Commons