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Hijo versus Padre [4]

miércoles, 5 de diciembre de 2012

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[Escrito esta mañana, antes de los últimos acontecimientos.]

Heme aquí, en el cuarto de las ratas, como me gusta llamarlo, una vez más.

En las últimas semanas no me he podido permitir el lujo de perder un rato y actualizar mis peripecias en el blog, ni tan siquiera comentar que había releído algunos libros y estaba empezando otros, así es mi vida de frenética últimamente.

Después de unos meses de trabajo sin freno, de discusiones en extremo y de bastante mal rollo y agobio, en el trabajo las cosas se relajan. O me relajo yo en el trabajo, también me vale expresarlo así. Sigo sin saber muy bien qué esperar de esto, aparte de ir dejando pasar el tiempo, de experimentar con mi realidad y dejarme llevar por el piloto automático de la rutina camino del fin de semana.

La verdad, qué más puedo pedir.

Además, algunos encuentros sorprendentes me han animado muchísimo, y de hecho, esta clase de cosas siempre me llenan de un positivismo al que no estoy acostumbrado, pero que siempre agradezco. Así descubrí que el muy honorable Roger Waters se va de gira, una vez más, y aunque es muy probable que no pise este país, es igual de probable que me vaya de viaje, me de un paseo por ahí y además tenga la ocasión de volver a ver el espectáculo del Muro. Recomendable es quedarme increíblemente corto.

Mi afición al vino ha dejado muy atrás a mi afición a la cerveza, disfruto mucho más de este que de aquella, y además no me hace ir al servicio cada dos o tres momentos. Explico esto por si me ven con mi chupa y los piercings y no dan crédito a la copa de vino en mi mano, que suele acompañarme estos findes.

Estoy consiguiendo volver a ir a la piscina, un par de veces por semana, el tiempo que me dejan las clases de Inglés. Clases que, por cierto, no me acaban de satisfacer. A parte del hecho de que somos 10 en clase y que no hemos llegado a la página 20 del libro después de 3 meses de clases, en clase habla más el profe que nosotros. Que no lo critico de entrada, ojo, si hiciera que nuestra expresividad cobrara más peso. Él sabe hablar perfectamente inglés, y nosotros no, y creo que es ahí donde radica la cuestión de porque andamos metidos en clases nocturnas teniendo un trabajo, y creo que no le está dando a esta cuestión la importancia que debería. Pero, a fin de cuentas, quién soy yo para decir nada, soy un simple técnico, que digo en el curro. O a mí no me preguntes, que soy músico. Esa es buena también.

Quitando esta, la última vez que acudí a clases de Inglés éramos 4 en clase y el avance que demostrábamos era imparable. Fue una lástima que la empresa decidiera recortarnos algo que aprovechábamos tanto, cuando se dedica a hacer gastos increíbles en cosas que no van a ningún lado y de las que no saca ningún provecho, pero así son las cosas, y así es la historia de estos tiempos. Volviendo a lo que decía de la piscina, que me voy por las ramas, me sirve para quemar toda la energía que me sobra al final del día que, teniendo en cuenta la cantidad de azúcar que entra en mi cuerpo diariamente, me sorprende no poder hacerme 40 idas y venidas de punta a punta de la piscina. De momento voy por una media de 20 por sesión, y considerando que hacía mucho que no hacía deporte, creo que puedo considerarlo un éxito.

A parte de todo esto, que no es poco, decir que la situación en mi casa está un tanto tensa. No por algo que haya pasado si no por algo que no ha pasado, más bien. Y yo no tengo nada que ver, puedo prometer y prometo. No tensa, exactamente, si no que estamos un poco nerviosos por las consecuencias de la muerte de mi ex padre, que aún traen cola, a nivel burocrático.

Por otro lado, si me preguntáis que tal lo llevo yo pues, veamos, en realidad no me veo afectado, sinceramente, pero tiendo a negarme las partes de la realidad que no me gustan, pobre de mí, y no suelo mirar mucho en la mochila, como dice una buena amiga. Mi mochila está llena de cosas que no quiero saber ni ver, y a veces las muy hijas de puta se asoman y me saludan, y me recuerdan que tengo cosas por las que pasar, todavía. Cosas que pensar, otra vez, y cosas que superar, una y otra y otra vez.

Resumiendo, que a veces tengo bajones. Pero esto a nadie debería extrañar, a mí al que menos, ciertamente.

Qué le voy a hacer, soy humano a fin de cuentas, y hago un montón de cosas mal.

Viva hacer las cosas mal, las más de las veces.

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